

La comida coreana se caracteriza por tener sabores intensos, que se consiguen a través de la fusión de sus ingredientes locales con sus técnicas ancestrales. Algunos de sus platos más conocidos son versiones modernas de propuestas que venían de su realeza. Pero todos suelen compartir un equilibrio perfecto entre picante, salado, dulce y fermentado.
El resultado son platos variados y complejos, que podrás encontrar en puestos callejeros y en restaurantes locales. Y aunque esta cocina ha cruzado fronteras y ha llegado hasta nosotros, ni nuestra copia ni la versión industrial de los supermercados puede hacer sombra a la original. Hoy te contamos cuáles son sus mejores platos para que vayas haciendo boca antes de tu viaje.
Kimchi: el alma de la cocina coreana
Si hubiera que elegir a un único plato típico de la comida de este país, ese sería el kimchi coreano. Aunque se suele utilizar como una guarnición, su popularidad es tal que se le considera incluso un símbolo nacional. Y es que sirve para casi todo; arroz, sopas y guisos. Existen hasta frigoríficos especiales solo para almacenarlo.
Pero, ¿qué es el kimchi exactamente? Pues es, en esencia, col china fermentada con ajo, jengibre, cebolla y una generosa cantidad de gochugaru. Esta última es cayena o polvo de chile rojo y da un punto picante y ahumado. No obstante, cada región o familia tiene su propia selección de ingredientes. Por ejemplo, también puede llevar rábano, mariscos fermentados o frutas. La magia del kimchi como comida coreana está en la fermentación; después de semanas, o incluso meses, de reposo, los sabores se intensifican y el kimchi desarrolla su característico toque ácido y umami.
Más allá de su sabor, se consume también porque tiene beneficios probióticos. Por tanto, ayuda a la digestión y fortalece el sistema inmune. Si quieres probar uno auténtico, dirígete a un mercado tradicional en Seúl, como el Gwangjang Market. También hay restaurantes especializados como Jihwaja. Y aunque se vende en los supermercados, el industrial no tiene ni punto de comparación con uno casero.

Bibimbap: un plato colorido y equilibrado
El bibimbap coreano es la prueba de que en este país saben lo que hacen cuando se trata de comida equilibrada. Es un plato que tiene de todo: arroz, verduras salteadas, carne (o tofu, si prefieres la versión vegetariana), huevo y, por supuesto, una cucharada de gochujang. Se trata de la famosa pasta de chile coreana, con un sabor dulce, ácido y picante. Una vez listo, se sirve en un bol grande y, aunque te lo presenten bonito y ordenado, la clave está en mezclarlo todo sin piedad antes de comer.
Pero la importancia del bibimbap como comida típica coreana no acaba aquí. Al parecer, sus colores representan los cinco elementos de la naturaleza según la filosofía oriental: el blanco del arroz, el amarillo del huevo, el rojo del gochujang, el verde de las verduras y el negro de los hongos o las algas.
Para probar un auténtico bibimbap, debes ir a Jeonju, considerada su cuna. Si estás en Seúl, busca restaurantes especializados como Gogung, o un mercado local donde lo preparen en versión tradicional con dolsot que es una olla de piedra caliente.

Bulgogi: el sabor dulce y salado de la carne marinada
Otro de los platos típicos de la comida coreana es el bulgogi, que te enseñará que es posible que la carne marinada alcance la perfección. Su nombre significa literalmente «carne de fuego», y aunque suene épico, la clave está en la marinada.
La receta tradicional lleva láminas finas de ternera o cerdo, bañadas en una mezcla de salsa de soja, azúcar, ajo, jengibre, aceite de sésamo y, a veces, pera rallada para darle un toque dulce extra. Después de absorber todos esos sabores, la carne se cocina a la parrilla o en una sartén. Es así como se libera un aroma que puede hacer dudar a cualquier vegetariano.
Este plato es un clásico en reuniones y barbacoas coreanas. Se suele servir con arroz, verduras y hojas de lechuga para envolver los bocados, que se acompañan de ssamjang, una pasta de soja y chile que eleva aún más la experiencia.
Si quieres probar bulgogi auténtico, acércate a restaurantes tradicionales como Maple Tree House en Seúl. O busca un buen barbecue coreano. Si no te importa que sean versiones más rápidas, disfruta del bulgogi como comida coreana callejera en los mercados. Te lo servirán en un tazón con arroz y huevo.

Japchae: fideos de boniato con un toque único
El japchae es un plato que engaña a primera vista, ya que su textura es muy diferente a lo que ven tus ojos. Parece un simple salteado de fideos, pero en cuanto lo pruebas, descubres que son elásticos y que tienen un rico sabor ligeramente dulce. Este viene del almidón de batata de los fideos, que además son translúcidos y más resistentes que los de trigo.
En sus orígenes, el japchae era un plato exclusivo de la realeza en la dinastía Joseon. Sin embargo, con el tiempo se fue haciendo cada vez más popular y hoy nunca falta en los festivos y en las celebraciones familiares. Se prepara con verduras salteadas variadas; carne, que suele ser de ternera, y una salsa a base de soja y aceite de sésamo. Es ligero, pero con mucho sabor, y se puede comer tanto caliente como frío.
Lo encontrarás en los mercados tradicionales como Gwangjang en Seúl. También se sirve como acompañamiento en muchos restaurantes coreanos. No obstante, su mejor versión sigue siendo la casera, ya que los ingredientes se cocinan por separado para conseguir la textura ideal.
Tteokbokki: la calle en un plato picante
El tteokbokki es comida coreana que te hará sudar y querer más al mismo tiempo. Se trata de cilindros de pastel de arroz densos y masticables, llamados tteok. Estos se bañan en una salsa espesa de gochujang, que consigue un equilibrio perfecto entre picante y dulce. Es un clásico de los puestos callejeros, ideal para los días fríos o para quienes buscan un buen subidón de sabor sin miedo a enchilarse.
Este plato también procede de la cocina real de la dinastía Joseon, pero la versión original carecía del toque picante que hoy le caracteriza. La actual se remonta a la década de 1950, cuando una vendedora callejera lo reinventó utilizando gochujang. Desde entonces, se ha convertido en un imprescindible de los mercados como Myeongdong y Gwangjang en Seúl.
Pero, ¿por qué los pasteles de arroz son tan populares en Corea? Una razón es su textura adictiva, pero además son versátiles y saciantes. Si también te seducen y quieres saber cómo hacer tteokbokki en casa, lo más importante es encontrar fideos tteok de calidad, preferiblemente frescos, y no escatimar en la salsa. Sin embargo, la experiencia completa solo se vive en las calles de este país.

Samgyeopsal: el ritual coreano de la barbacoa
Más que como una comida, este plato de comida coreana se puede describir como una experiencia social. En Corea, ir a un restaurante de barbacoa es casi un ritual: la mesa llega equipada con una parrilla en el centro, te sirven tiras gruesas de panceta de cerdo sin marinar y tú mismo te encargas de cocinarlas al punto perfecto. Aquí no hay prisas, porque parte del encanto está en compartir la comida mientras el aroma de la carne chisporroteando lo va impregnando todo.
Pero el samgyeopsal no está completo sin su acompañamiento. Consiste en hojas de lechuga y perilla para hacer envolturas. Luego, se puede añadir arroz, ajo asado, cebolla y la imprescindible pasta ssamjang, que es una mezcla de doenjang, gochujang y aceite de sésamo. Y si quieres potenciar aún más el sabor de la carne, mójala en este último y en sal.
Para disfrutarlo como se debe, busca un restaurante especializado en carne, conocidos como Gogi Jip. En Seúl, algunos de los locales más conocidos son Palsaik Samgyeopsal o Maple Tree House. Y si te invitan a una barbacoa casera, recuerda la norma no escrita: nunca dejes que el vaso de soju de tu compañero quede vacío.
Jjigae: guisos coreanos para cada ocasión
Si hay algo que destaca en las comidas coreanas son sus guisos. Uno de ellos es el Jjigae; un estofado caliente tan delicioso como reconfortante. Es intenso y lleno de sabores que despiertan el alma, y se sirve hirviendo en cazuelas de barro para mantener el calor. También porque es lo que permite crear esa sensación de hogar con cada cucharada.
A la hora de probarlo, te vas a encontrar con que hay diferentes variedades. Para que vayas a tiro hecho, las más populares son el kimchi jjigae y el doenjang jjigae. El primero es un guiso picante hecho con kimchi fermentado, tofu y panceta o atún. El segundo lleva pasta de soja fermentada o doenjang, por lo que tiene un sabor más terroso y umami.
Ambos se sirven con arroz y son tan cotidianos en Corea como la tortilla en España. Para probar un jjigae auténtico, busca restaurantes locales como Sigol Bapsang en Seúl. El secreto de este plato está en la fermentación del kimchi o el doenjang.
Banchan: pequeños acompañamientos con gran impacto
Banchan no es una comida en sí misma, sino que este término hace referencia a un tipo de plato. Son aquellos que se sirven en porciones pequeñas y acompañados de salsa, así como de arroz. Estos pequeños platillos complementan el plato principal y mejoran la experiencia gastronómica. Pero la buena noticia es otra, y es que en muchos restaurantes son gratis y rellenables. Como un buffet, pero sin coste.
En cuanto a sus ingredientes, son tan variados como la imaginación lo permita. Los más comunes incluyen el omnipresente kimchi; kongnamul, que son brotes de soja aliñados; gamja jorim o patatas glaseadas en soja; ojingeochae muchim o tiras de calamar picante, y sigeumchi namul, con espinacas con ajo y sésamo. Permiten añadir diferentes texturas y sabores que hacen que cada bocado sea distinto.
Para disfrutar de una mesa llena de banchan, ve a un restaurante tradicional, llamados hanjeongsik. La variedad en ellos es enorme. Y si te preguntas por qué los coreanos tienen tantos acompañamientos, la respuesta es sencilla: porque la comida no es solo para saciar el hambre, sino para disfrutar cada detalle.

Postres coreanos: dulces que debes probar
Y después de toda esta variedad de comida coreana, todavía hay que hacer sitio a los postres. Van en la misma línea que los platos anteriores y son una explosión de sabores para tu paladar. Los postres coreanos más famosos son el hotteok y el bingsu. El primero es un tipo de panqueque relleno de azúcar moreno, canela y nueces, que se fríe hasta quedar dorado y crujiente por fuera. El contraste entre lo caliente y el dulzor pegajoso hace que cada bocado sea casi irresistible. Se suele comer en invierno en los puestos callejeros.

El bingsu consiste en hielo rallado cubierto con frutas frescas, leche condensada y, a veces, pasta de frijol rojo o incluso tteok, que eran los pasteles de arroz. A diferencia del anterior, ese se suele comer en verano, cuando el calor aprieta y una montaña de hielo fresco es justo lo que necesitas para refrescarte.
Si te gustaría conocer más sobre la cultura coreana y sus costumbres, y saber cuáles son los lugares imprescindibles en los que poder probar todos estos platos, descubre qué ver en Corea del Sur.
Bebidas coreanas: desde el soju hasta el té
Y qué mejor para acompañar todas estas propuestas que las bebidas coreanas. Son las que nos faltan por conocer, y como sucede con los platos, tienen tanto sabor como significado cultural. El soju coreano es el rey de las bebidas alcohólicas en Corea. Se trata de un licor claro, similar al vodka, pero más suave. Se destila principalmente a partir de arroz, cebada o trigo, y se sirve en pequeños vasos en reuniones y celebraciones.
La forma tradicional de tomar esta bebida coreana es en compañía. Por lo general, se hace un brindis mirando a los ojos del otro antes de dar el primer trago. Puedes pedirlo en una barbacoa coreana, sobre todo con samgyeopsal o panceta de cerdo.
Otro licor que vale la pena probar con la comida coreana es el makgeolli; una bebida fermentada hecha de arroz. Es menos fuerte que la anterior y tiene una textura ligeramente espesa, con un sabor más dulce. Se suele beber en festividades y se sirve en tazones de cerámica. Es un buen complemento para platos como pajeon, que es una tortilla de cebollas verdes; perfecta para un día de lluvia.
Si prefieres opciones sin alcohol, también las hay; son los tés tradicionales coreanos. Por ejemplo, el Tteokcha o té de arroz, y el omija cha o té de baya de cinco sabores. Este último se toma después de un guiso de kimchi jjigae, porque resulta muy refrescante.

Explora los sabores de Corea del Sur
La comida coreana es un festín para los sentidos, por su combinación de sabores intensos y texturas únicas que van desde el bullicioso tteokbokki de los puestos callejeros hasta los guisos reconfortantes de la tradición. Cada plato tiene una historia y cada comida se vive como una celebración de los ingredientes locales y de las técnicas culinarias que se han ido transmitiendo a lo largo de los siglos. Si no quieres dejar pasar la oportunidad de experimentar todo este mundo de sabores, solo tienes que viajar a este país. Únete a un viaje organizado a Corea del Sur y saborea la tradición en su lugar de origen.