

La comida mexicana es un universo de sabores intensos, texturas únicas y una explosión de colores que cuentan la historia de un pueblo. Ha sido reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Y es que la gastronomía de México, no solo conquista por su sabor, sino por la pasión y la tradición que hay detrás de cada plato.
Cada bocado es una invitación a conocer la historia, las costumbres y las celebraciones de México. Ya sea el chile más picante o el maíz que ha unido a diferentes generaciones. Disfruta de un viaje culinario a través de los platos típicos de este interesante país.
Tacos: versatilidad en una tortilla
El taco es el alma de la gastronomía mexicana; una obra maestra tan sencilla como sabrosa. Y tal ha sido su éxito que su fama va más allá de las fronteras del país. Se puede resumir como una tortilla de maíz, un relleno y un festival de texturas y colores en cada bocado.
En cuanto al contenido, dispones de múltiples opciones. Jugosa carne asada, pollo adobado, o pescado frito crujiente. Y para quienes busquen opciones vegetales sin perder autenticidad, hay de nopal, que es un cactus. Todos ellos mezclados con cebolla, cilantro y una salsa picante.
Pero además de en el relleno, también encontrarás diferencias entre las regiones de México. Por ejemplo, los favoritos en el norte son los tacos de carne asada. En Yucatán, la cochinita pibil es el rey; y en la costa, el pescado y los mariscos son los protagonistas. Si tienes la oportunidad, te recomendamos probar también los tacos al pastor. Llevan carne de cerdo adobada que se cocina en un trompo, como los kebabs.

Podrás disfrutar de esta comida mejicana en los puestos callejeros, con tortillas recién hechas y salsas que van de «suave pero sabrosa» a «prepárate para llorar». Y para comerlos como un auténtico local, no te olvides de exprimir un poco de lima antes del primer mordisco. Si quieres conocer más sobre la cultura del país y los puntos de interés para visitar, descubre los lugares imprescindibles que ver en México.
Mole Poblano: una salsa con historia
La salsa mole poblano es el resultado de siglos de mestizaje culinario y una prueba de que los mejores inventos nacen del caos. Su origen está envuelto en leyendas. Pero la versión más popular cuenta que unas monjas en Puebla lo crearon con lo que tenían a mano para agasajar a un obispo. Sus ingredientes son de lo más variopintos. Una combinación inesperada de chiles, chocolate, frutos secos, cebolla, ajo y especias que terminó convirtiéndose en uno de los platos más representativos de la comida típica mexicana.
Aunque este nombre se solía usar para referirse a cualquier tipo de salsa, hoy se usa para los platillos de carne asada que se sirven con el mole. Por lo general, es carne de pollo, que se mezcla con más de 20 ingredientes para crear una textura densa y un profundo sabor. Es el plato estrella en bodas, fiestas y celebraciones importantes. Pero su preparación es todo un arte porque puede llevar incluso días. En Puebla, de donde procede, se celebra en junio el Festival del Mole Poblano. Una fecha para rendirle homenaje.
Chiles en Nogada: los colores de la bandera en un plato
Los chiles en nogada son un festín para el paladar, así como un homenaje comestible a México. Sus colores representan la bandera nacional, aunque, por supuesto, hay que echarle un poco de imaginación. Es otra obra maestra de las monjas agustinas de Puebla, que data de 1821. Con sus colores verde, blanco y rojo, que celebran la Independencia, se convirtieron en otro de los platos mexicanos típicos. Pero hay un pequeño detalle a tener en cuenta: solo se puede disfrutar en temporada.
El secreto de su exclusividad está en sus ingredientes frescos. El chile poblano se rellena con un picadillo que mezcla carne de res y cerdo con frutas como manzana, pera y durazno. De nuevo, se logra un equilibrio entre lo dulce y lo salado. Después, se baña con una crema de nuez de castilla y se corona con granada roja. Esta le da un toque ácido, pero también hace que sea más atractivo a la vista.
El problema es que la temporada de chiles en nogada es corta. Va de julio a septiembre, cuando los ingredientes están en su punto exacto. Por tanto, si quieres probar esta joya de la comida mexicana, tendrás que viajar en estas fechas.

Pozole: sopa tradicional de maíz
El pozole es un plato con siglos de historia. Tiene lugar asegurado en cualquier celebración y es otra de las creaciones estrella de la comida mexicana. Su base es el maíz cacahuazintle, un grano grande que, tras horas de cocción, se abre en el caldo y adquiere una textura suave y ligeramente masticable. Se suele preparar con carne de cerdo o pollo; todo depende de la región y de las preferencias que se tengan. Pero lo que realmente importa en esta receta mexicana es el acompañamiento.
Existen tres versiones principales. La primera es el pozole rojo, típico de Jalisco y Guerrero, y con chiles secos que le dan su color y un toque picante. La segunda es el verde, de Guerrero, con tomatillo y pepitas de calabaza para un sabor más herbal. Y por último, el blanco, más neutro, pero igual de reconfortante.
El espectáculo llega en el momento de servirlo. Se corona con lechuga o repollo, rábano en rodajas, orégano, chile en polvo y un buen chorro de lima. Luego se acompaña de tostadas crujientes y crema, por lo que cada cucharada es una explosión de texturas.

Tamales: sabores envueltos en hojas
Los tamales son pequeños paquetes de felicidad envueltos en hoja de maíz o plátano. Su base es una masa de maíz que se mezcla con manteca y se rellena con todo lo que la imaginación, y la tradición, permitan. Por ejemplo, carne de cerdo en salsa verde o roja, pollo, queso con rajas, frijoles o incluso dulces con pasas y canela. Una vez armados, se cuecen al vapor hasta alcanzar la textura perfecta: firme, pero suave al morder.
Este platillo de la comida típica de México es imprescindible en las celebraciones populares. Ya sean festivos nacionales, como el Día de la Candelaria, hasta reuniones familiares. Hay tamales en todo México, pero cada región tiene su propio método. En el norte, suelen ser más grandes y delgados. Mientras que en el sur, especialmente en Oaxaca, se envuelven en hoja de plátano para que el sabor sea más intenso. En Yucatán, los tamales colados tienen una masa más suave y sedosa. Y en Veracruz, los tamales zacahuil pueden medir hasta un metro y alimentar a toda una familia.
Se pueden comer a cualquier hora del día, pero en el desayuno, acompañados de un atole o un café de olla, alcanzan otro nivel. Pocas comidas mexicanas representan tanto la diversidad y el ingenio de su gastronomía.

Enchiladas: tortillas rellenas bañadas en salsa
Otro de los platos famosos de la comida mexicana son las enchiladas. Son la prueba de que en este país cualquier excusa es buena para bañar la comida en salsa. Se preparan con tortillas de maíz rellenas de pollo, queso, frijoles o incluso carne de res. Luego se enrollan y se cubren con salsas que van de lo suave a lo extremadamente picante. En función de la región, las enchiladas pueden cambiar de color, textura y hasta de personalidad.
En el centro de México, las enchiladas verdes se bañan con salsa de tomatillo y se coronan con crema y queso desmoronado. Las enchiladas rojas, con chile guajillo o ancho, tienen un sabor más intenso. En San Luis Potosí, las enchiladas potosinas llevan el chile dentro de la masa, que les da un color anaranjado y un toque picante desde el primer bocado. Y en el norte, las enchiladas suizas se gratinan con queso, porque todo sabe mejor con queso derretido.
Como en otras comidas de México, siempre se sirven con acompañamientos que elevan la experiencia. Por ejemplo, cebolla picada, crema, lechuga y, si tienes suerte, un buen pedazo de aguacate. Son un plato que se disfruta a cualquier hora del día. Pero cuidado con subestimar la salsa. No sabes cuál es el poder del picante hasta que no sabes cómo quitártelo de la boca.

Guacamole: el acompañamiento perfecto
El guacamole es un plato que nunca decepciona. Además, ya no se considera solo un plato de la comida mexicana, porque en nuestro país también le hemos abierto los brazos. Se prepara con aguacate machacado, jugo de lima, cilantro, cebolla y tomate. Una mezcla que resulta fresca y sabrosa en cada bocado, y que es perfecta para acompañar de mil maneras.
Su origen se remonta a la época prehispánica, cuando los aztecas ya preparaban algo muy parecido usando aguacate, chile y hierbas. No tenían ni idea de que estaban creando uno de los dips más amados a nivel mundial.
Hoy en día, el guacamole se disfruta de mil maneras: como acompañamiento de tacos, enchiladas o como una deliciosa merienda con totopos. Incluso se le añaden ingredientes como mango, piña o granada en algunas regiones para darle un giro más fresco. Es tan versátil que puede convertirse en una salsa para dar vida a cualquier platillo. O, simplemente, en un snack perfecto por sí solo.

Cochinita Pibil: cerdo marinado al estilo yucateco
La cochinita pibil es una comida tradicional mexicana que llega directamente desde el corazón de Yucatán. Este plato se prepara macerando carne de cerdo en una mezcla de achiote y jugos cítricos. Además de darle el color rojo intenso, también transforma su sabor, ya que le da notas ahumadas y un punto ácido. Después, se envuelve cuidadosamente en hojas de plátano y se cocina a fuego lento. Hay que esperar hasta que la carne quede tan tierna que se deshaga con solo tocarla.
Esta comida mexicana podría describirse como cerdo que se derrite en la boca. Su textura jugosa y su profundo sabor no dejan indiferente a nadie. La cochinita pibil se sirve comúnmente con cebolla morada encurtida y un par de tortillas, para que puedas disfrutarla como un taco de lujo. Es un plato lleno de historia y tradición, pero también de un sabor tan característico que cuando lo pruebas, entiendes por qué es uno de los favoritos no solo de Yucatán, sino de todo México.
Sopes: pequeñas delicias de maíz
Los sopes son un snack perfecto. Se trata de pequeñas delicias de masa de maíz gruesa y con los bordes levantados. Son la base ideal para cualquier tipo de topping y se pueden cubrir con frijoles refritos, carne de pollo, res o cerdo. Después, se cubren con lechuga, queso rallado, crema y salsa al gusto. Si te atreves, puedes añadir un toque de cebolla o chile en polvo, según la tolerancia al picante. Los sopes son uno de los platos más populares en las calles de México, donde se venden en casi cualquier esquina. Podrás personalizarlos a tu gusto. Hay versiones sencillas con frijoles y salsa, y otras más elaboradas con todos los ingredientes que te apetezcan. Es una comida rápida, sabrosa y accesible, y se puede disfrutar en cualquier momento. Desayuno, comida o incluso cena mexicana.

Saborea México en cada bocado
Cada plato típico de la comida mexicana es una muestra de la rica herencia cultural y de la creatividad culinaria del país. Los tacos, con su variedad de rellenos y salsas, son solo el comienzo de un viaje culinario que continúa con el profundo sabor del mole poblano, la frescura del guacamole y la explosión de sabores de las enchiladas. La cochinita pibil, tierna y jugosa, es otro ejemplo del arte de marinar y cocinar a fuego lento. Mientras que los sopes ofrecen una base para cualquier combinación de ingredientes.
Cada uno de estos platos refleja la rica diversidad de México y la dedicación a su gastronomía. Si se te ha despertado el apetito, ¡no te quedes con las ganas! Únete a un viaje en grupo para descubrir México y disfruta del placer de saborear su comida. Una experiencia completa que te llevará por la cultura y las tradiciones del país. Pero también por sus diversos paisajes. ¡Consulta las fechas de la próxima salida!