¿Os estáis preguntando qué ver en Bélgica? ¿Buscáis una buena razón para visitar este país? Os damos dos: 2 mil chocolateros y 650 tipos de cervezas, algunas de las cuales han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Y aunque estamos seguros de que el chocolate y las cervecerías ya son dos grandes razones para apresurarse a reservar el próximo vuelo, ¡os adelantamos que también hay mucho más que hacer y ver! De hecho, Bélgica es un país que merece absolutamente la pena un viaje, especialmente cuando se acercan las vacaciones de invierno y Navidad.
Aunque es una nación pequeña, este país tiene una identidad propia bien definida por sus múltiples matices. Está el artístico con los 350 edificios construidos en estilo Art Noveau, 35 de ellos declarados patrimonio de la Unesco. Está el matiz fuerte e independiente de las ciudades flamencas y el político con el Parlamento Europeo. Y también el matiz tranquilo, característico de los pueblos valones, así como la melancolía y el romanticismo del Mar del Norte. Hay tantas cosas que hacer y lugares que visitar en Bélgica que hemos intentado recopilarlos todos, desde ciudades que no necesitan muchas presentaciones –como Brujas o Bruselas–, hasta pueblos más pequeños como Dinant en Valonia, pasando por todos los manjares que aquí se pueden comer, además del chocolate. ¿Alguna vez habéis oído hablar de «friet»? ¡Pues se os hará la boca agua! Aquí va una lista de cosas que no os podéis perder.
Bruselas
Si os preguntáis cuál es el primero de los muchos lugares que visitar en Bélgica, os podemos decir Bruselas, considerada por muchos la capital de Europa por ser la sede del Parlamento Europeo. Revisemos qué ver en Bruselas.
Si sois unos amantes de la política, podéis visitar el edificio del Parlamento e incluso asistir a un pleno. Una de las cosas que ver en Bélgica y un símbolo de la ciudad es el Atomium. Es una estructura futurista de 102 metros de altura y compuesta por 9 esferas de acero, que representan un cristal de hierro agrandado 165 mil millones de veces. Fue creado con motivo de la Exposición Universal Expo ’58 por André Waterkeyn y, a partir de una estructura temporal, se ha convertido en un emblema de la capital belga.
En Bruselas no solo se habla de política y ciencia, sino también de cultura. Entre los muchos museos presentes, no os perdáis el de los Cómics, donde repasaréis las historias y creaciones de los diseñadores de los Pitufos, Tintín y Lucky Luke. En el Museo de Bellas Artes podréis apreciar las obras de los principales pintores flamencos como Rogier van der Weyden, Petrus, Christus, el Bosco, pasando por una sala dedicada a Bruegel y secciones con cuadros de Rubens, Jordaens y Van Dyck. El museo también tiene obras neoclásicas de Jacques-Louis David como el «Asesinato de Marat» y algunas piezas del romanticismo de Delacroix, el primer Van Gogh, Gauguin y De Chirico.
Visitad también el Ilot Sacrè (Isla Sagrada), un conjunto de compactas calles plagadas de cafés y restaurantes donde artistas de la talla de Baudelaire, Alexandre Dumas y Victor Hugo se reunían para escribir.
Pequeña ventaja de Bruselas: en todos los rincones de la ciudad veréis fuentes que representan a un niño orinando, llamadas en flamenco «Manneken Pis«. Se dice que fue el salvador de la ciudad y que con su orina apagó la mecha de una bomba. Curiosidad en la curiosidad: ¡el guardarropa de este pequeñajo también podría ser la envidia de Chiara Ferragni con más de 600 vestidos que le han dejado los turistas a lo largo de los años!
Para profundizar aún más sobre qué ver en Bruselas, leed nuestro artículo.
Qué idioma se habla en Bélgica
Bélgica tiene tres idiomas oficiales: holandés, francés y alemán.
El holandés (informalmente llamado «flamenco») es el idioma cuyo uso está más extendido: lo habla cerca del 60% de la población, principalmente ubicada en el área de Flandes, al norte del país.
El flamenco es muy similar al holandés de Países Bajos: de hecho, los dos idiomas, oficialmente, son prácticamente idénticos. Sin embargo, como es normal, existen pequeñas diferencias en términos de uso local o modismos típicos.
El francés , el segundo idioma oficial, es hablado por alrededor del 40% de la población. Se habla principalmente en las provincias valonas del sur del país. La diferencia con el que se habla en Francia no radica tanto en el vocabulario sino en la pronunciación ya que, debido a la inflexión distinta, ¡el francés belga se distingue perfectamente!
De los tres idiomas oficiales, la comunidad de habla alemana es la más pequeña, tanto desde el punto de vista de la extensión territorial como del porcentaje de población: solo nueve municipios repartidos en dos cantones (Eupen y Sankt Vith) tienen el alemán como primera lengua. Para comprender el alcance de este fenómeno, los habitantes de lengua alemana son unos 70.000: una minoría lingüística protegida por el sistema estatal.
Al visitar Bélgica como turistas, de todas formas, no os tendréis que preocupar si no habláis ninguno de estos tres idiomas, con el inglés deberíais poderos apañar, especialmente en las zonas más turísticas.
Brujas
Entre las cosas que ver en Bélgica no puede faltar Brujas, uno de los destinos más románticos de Europa. Es una encantadora ciudad de Flandes muy famosa por sus canales que le han valido el apodo de «Venecia del Norte».
¿Qué ver en Brujas? Vuestra visita solo puede comenzar desde Grote Markt, el corazón del centro histórico de Brujas, que satisfará vuestro deseo de arte e historia. Esto gracias a los monumentos de los héroes de la Batalla de las Espuelas Doradas de 1302, con lo que conoceréis cómo los flamencos se independizaron de los franceses.
De hecho, estamos hablando de uno de los principales mercados donde encontraréis todas las especialidades locales, incluidas las patatas fritas, los mejillones frescos, la cerveza artesanal y las rosquillas. Entre los museos imperdibles en la ciudad está el Gruuthusemuseum, que os permitirá ver cómo vivían antiguamente los comerciantes flamencos.
Os recomendamos una excursión al Belfort, un campanario construido en 1200 que ofrece una vista panorámica que vale el esfuerzo de subir todos sus 366 escalones.
Además de Venecia, en Brujas también hay un poco de Ámsterdam por la presencia de molinos. Hay cuatro de ellos que se utilizan, principalmente, para moler grano. Uno de los más visitados se llama Sint-Janshuis y tiene una bonita vista de la ciudad. Para llegar a la cima hay que dar un paseo por el interior del parque que lo rodea y, desde el punto más alto, se pueden admirar los demás molinos.
¿Queréis saber qué ver en Brujas? Tenemos un artículo que habla de ello.
Amberes
¿Puede faltar la segunda ciudad del país entre las cosas que ver en Bélgica? Por supuesto que no, así que hablemos de Amberes, una metrópoli con todas las comodidades y bellezas históricas de una gran ciudad, pero con dimensiones que permiten movilizarse fácilmente.
¿Qué ver en Amberes? Esta ciudad es muy popular entre los amantes del arte. De hecho, es una pequeña joya desde el punto de vista arquitectónico: conserva todo su esplendor y encanto medieval, formado por grandes edificios de época, pequeñas calles adoquinadas y cafés con un aire ligeramente bohemio.
Es una ciudad tan particular que, incluso, encantó al pintor Rubens, quien se mudó aquí por un tiempo. Su presencia sigue siendo muy fuerte en la ciudad, ya que es posible visitar su casa, atelier y tumba. Además, una enorme estatua suya da la bienvenida a los turistas en la plaza Groenplaats.
Y, hablando de Rubens, tenéis que ver la Catedral de Nuestra Señora de Amberes u Onze Lieve Vrouwekathedraal. De hecho, tiene algunas de las obras de este artista y es considerada la catedral gótica más bella de toda Bélgica.
Amberes también es famosa por ser la ciudad de los diamantes: es la capital mundial donde se suelen trabajar estas piedras preciosas. Es una tradición que perdura desde hace más de 500 años y que hoy se concentra en el distrito “Diamantkwartier”, que os recomendamos visitar.
Entre las cosas que visitar en Bélgica y que ver en Amberes también está el Grote Markt que, al igual que en Brujas, representa el punto de apoyo del centro de la ciudad. Es la plaza del mercado, donde encontraréis muchos bares y restaurantes, pero también el Ayuntamiento y la fuente barroca del Brabo.
Gante
Ante la pregunta de qué ver en Bélgica (y qué visitar en Flandes), una respuesta obligada es Gante. Es una pequeña joya con doble alma, la juvenil de la vida nocturna universitaria (es junto a Lovaina un destino Erasmus), y la romántica y nostálgica medieval.
Pasear por Gante es una mezcla de lo moderno y lo antiguo. El centro de la ciudad es la isla peatonal más grande de toda Bélgica y esto os permitirá descubrir fácilmente todas sus bellezas.
Al llegar aquí, la primera parada solo puede ser el Campanario, una de las tres torres más altas de Gante, símbolo de la independencia de la ciudad y sitio de la Unesco.
Otra parada imperdible es la Catedral de San Bavón, una de las cosas que ver en Bélgica sin duda. Es el centro de culto más importante de toda la ciudad y en su interior, además de la belleza barroca, os encantará el «Políptico del Cordero Místico». Es un cuadro enorme que mide unos 3,5 x 4 metros cuando está abierto, realizado sobre 12 tablones de roble.
Paseando por la ciudad pasad por Werregarenstraat, la calle de los artistas y uno de los encantos que ver en Gante. Es mucho más que una calle: es una galería de arte al aire libre formada por grafitis y murales. Y para apreciar la estética medieval de la ciudad, recomendamos una parada en el castillo de los Condes de Flandes o Gravensteen. Es una de las cosas que ver en Bélgica aunque tengáis poco tiempo disponible: un ejemplo de fortificación medieval que se levanta entre dos ríos, el Leie y el Schelda.
La última parada en Gante que recomendamos es una visita a uno de los beaterios, o lugares de tranquilidad y reflexión, a menudo denominados baluartes del feminismo moderno. De hecho, son casas autosuficientes que pertenecieron a monjas laicas y, a menudo, viudas ricas que habían perdido novios y maridos en las Cruzadas.
Dinant
¿Bélgica, qué ver? En nuestra lista está Dinant, un pequeño pueblo de Valonia.
Os damos una excelente razón para visitarlo y amarlo: aquí nació la cerveza Leffe. Amigos amantes de la cerveza más que Homer Simpson, tenemos una excelente noticia: aquí podréis visitar el museo de esta famosa marca. Se encuentra en un enclave único, un antiguo monasterio donde se pueden degustar diferentes tipos de esta bebida.
A quién aprecie la música le interesará saber que aquí nació Alexander Sax, el inventor del saxofón. En la ciudad no dejaréis de ver muchas pequeñas estatuas con la forma de su amado instrumento.
Y por último, queridos deportistas, tampoco nos hemos olvidado de vosotros. Dinant, por ser una ciudad pequeña, ofrece muchas actividades para realizar, como paseos en bote o kayak, caminatas de dificultad media que os llevarán a descubrir elegantes castillos y espléndidas montañas. Finalmente, una visita a una de las cuevas naturales más hermosas de Bélgica, “La Merveilleuse”.
Sea cual sea la actividad que elijáis hacer en la ciudad, no olvidéis reponer algunas calorías quemadas con las “friet”, las famosas patatas fritas belgas: se dice que aquí son excepcionales.
Waterloo
Cuando pensamos en Waterloo se nos ocurren dos cosas: una es la famosa canción de ABBA y, la otra, es la conocida derrota de Napoleón. Y si los cantantes suecos solo insinúan el concepto del destino y la caída del líder francés, la ciudad realmente rebosa historia.
Aquí se escribió el destino de Europa y, obviamente, hay numerosos lugares para visitar para revivir la batalla de 1815. Es posible ver el campo de batalla que se ha mantenido sin cambios y los numerosos museos y monumentos que cuentan la historia de los últimos días victoriosos de Napoleón.
Además, hay algunos miradores donde todavía es posible revivir la tensión de esta batalla épica. Uno de ellos es Lion’s Hill, una pequeña montaña artificial en la que puedes encontrar una gran estatua de un león. Mientras camináis, prestad atención a las ondulaciones del terreno, lo que hizo que la estrategia ideada por los franceses fuera ineficaz en la guerra. Al pie de este cerro hay un edificio que os recomendamos visitar. En el interior se encuentra, de hecho, la representación pictórica más impresionante de la histórica batalla realizada por Louis Dumoulin en 1912.
Entre los lugares que debéis explorar está la granja Hougomont, que también se menciona en “Los Miserables” de Victor Hugo. Aquí, las tropas aliadas se enfrentaron por primera vez a Napoleón y en este lugar fueron arrojados al pozo de la casa más de 300 cuerpos de soldados franceses. Aunque es una imagen fuerte que transmite la sensación de derrota, no está respaldada por ninguna noticia histórica.
Rochefort
En 2016, la cerveza belga se convirtió en Patrimonio de la Humanidad. Lo que la llevó a alcanzar este reconocimiento no solo fue su sabor, sino también la fuerza que despierta en Bélgica desde el punto de vista cultural. ¡Y por eso no os podéis perder Rochefort, la ciudad de las cervezas trapenses!
Este destino no puede faltar en la lista de cosas que ver (¡y beber!) en Bélgica. Como todas las cervezas trapenses, la de esta ciudad se produce siguiendo estándares fundamentales. Una de ellas se fabrica en un monasterio trapense, el de la Abadía de Notre-Dame de Saint Rémy, a 3 km del centro. Como todas las producciones que se realizan de esta manera, el producto de la venta de estas cervezas financia la propia abadía y se utiliza para buenas obras.
Desafortunadamente, hay una especie de secreto y aura de misterio que la tradición quiere que se respete. Por esto no es posible visitar la cervecería del monasterio, ¡pero es posible probar esta cerveza especial en todos los pubs de Rochefort!
La ciudad es realmente una visita obligada (y no solo por la cerveza). El centro es pequeño e íntimo y es posible ver un castillo mágico que parece salido de “La Bella y la Bestia” de Disney: el Château Comtal. Es un castillo privado al que se puede ingresar por unos 10€: ¡nadie impide que imaginéis que es vuestro, entre caballeros, dragones y damas! En Rochefort también recomendamos llegar a la cueva de Lorette. Es un pasaje corto con galerías que se pueden ver en unas 2 horas. Aquí se conservan fósiles de 300-400 millones de años en el interior, por esto es algo que ver en Bélgica.
Hallerbos
Si hace unos párrafos hablábamos de los castillos de cuento, ahora pasemos a los bosques de cuento. Hallerbos es un lugar verdaderamente encantador al sur de Bélgica, un bosque de hayas que también tiene robles, arces y tilos.
La mejor época para visitar el bosque de Hallerbos es la primavera: en esta época del año tiene lugar la floración de Hyacinthoides non-scripta, una especie floral que cubre toda la maleza como una alfombra, tiñéndola de un particular azul con matices de púrpura.
Muchos turistas vienen aquí cada año y se enamoran de esta naturaleza impresionante. Hay distintas maneras de disfrutar de este maravilloso espectáculo. Obviamente podéis dar largos paseos en el azul de las flores, ir en bicicleta o a caballo y experimentar la trama de una película de Disney o Dreamworks.
Hallerbos no solo está poblado de árboles y flores: hay muchas especies de animales como zorros, ardillas, conejos, liebres y corzos. También hay más de 100 especies diferentes de aves que podéis ver anidando entre los muchos arbustos. El bosque de Hallerbos también es fácilmente accesible tanto en coche como en transporte público. Saliendo desde Bruselas con un vehículo propio se tardan unos 40 minutos; en tren hay que bajar en la estación de Halle y luego continuar en autobús.
Durbuy
¿Habéis escuchado alguna vez esa historia de que hay buen vino en toneles pequeños? Definitivamente sí y os aseguramos que es cierto, y la ciudad de Durbuy lo confirma.
Es una ciudad que debes conocer en Bélgica y también es la más pequeña del mundo. Habitada por tan solo 400 personas, Durbuy recibe muchos turistas que la visitan especialmente los fines de semana. El verano también está muy ocupada y realmente se respira un ambiente de cuento de hadas.
Con sus callejones medievales y su castillo, el Chateau des Comptes d’Ursel, parece realmente suspendido en el tiempo.
Pero, además de su belleza histórica, Durbuy también os hará soñar por su belleza paisajística. ¿Estáis listos para enamoraros de “La Falize”? Es una maravillosa pared de roca en la ciudad. Aquí también podéis visitar el Parque Topiary: indica un arte antiguo, el de crear figuras podando arbustos. Aquí encontraréis espléndidas esculturas hechas con el follaje de las plantas.
Qué ver en Brujas en un día
Comienzad el día con un recorrido en barco por los canales de la ciudad, que os brindará una perspectiva única de la ciudad y sus lugares emblemáticos. Después, diríjiros a la Plaza Markt y admirad la impresionante arquitectura de la Torre Belfry y el Ayuntamiento. Haced una parada para almorzar en uno de los muchos restaurantes belgas tradicionales de la zona y luego daros un paseo por las calles empedradas.
Por la tarde, visitad el Museo Groeninge y explorad su impresionante colección de arte flamenco. Luego, diríjiros al Museo Choco-Story para aprender sobre la historia de la fabricación de chocolate en Bélgica. Terminad el día con una visita al Frietmuseum, donde podráéisaprender sobre la historia de las patatas fritas y probar algunas de las mejores de la ciudad. Si estáis buscando una experiencia más activa, realizad un recorrido en bicicleta por los puntos destacados de la ciudad.
WeRoad en Bélgica
Hemos hablado de sitios del patrimonio de la Unesco, patatas fritas, jardines mágicos, castillos de cuentos de hadas y cervezas artesanales: ¿cómo WeRoad no podría organizar un viaje a Bélgica?
Si os estáis preguntando qué ver en Bélgica en 5 días, nuestro tour es la respuesta: visitaremos juntos Bruselas admirando las principales instituciones que alberga de la Unión Europea; veremos los lugares más icónicos de Gante. Además nos enamoraremos de los canales de Brujas; y por supuesto, ¡probaremos todo lo que Bélgica tiene para ofrecer en cuanto a cervezas y comida! En definitiva, un viaje corto, pero intenso lleno de bellezas para compartir con muchos compañeros de viaje y nuevos amigos!