

Burdeos es sinónimo de historia, cultura y, por supuesto, vino. Esta ciudad, conocida mundialmente por sus viñedos, es mucho más que una meca para amantes de la enología. Sus calles combinan la elegancia del siglo XVIII con barrios llenos de vida y con una gastronomía que merece una mención aparte.
Durante años pasó desapercibida, pero hoy es un destino imprescindible en Francia. Además, es un buen punto de partida para otros sitios que ver en los alrededores de Burdeos. Pasear por la Plaza de la Bolsa, cruzar el Puente de Piedra o descubrir su escena gastronómica son experiencias que te mostrarán su carácter único. Para que puedas comprobarlo, aquí te dejamos los 10 sitios imprescindibles que ver en Burdeos.
Place de la Bourse y Espejo de Agua: el reflejo perfecto de la elegancia bordelesa
La Place de la Bourse, o Plaza de la Bolsa, es el icono indiscutible de la ciudad. Por eso, qué mejor que colocarla en la primera parada de las 10 cosas que ver en Burdeos, Francia. Fue construida en el siglo XVIII con el objetivo de mostrar el poderío de la ciudad. Se caracteriza por un diseño simétrico y una arquitectura clásica, que la convierten en una de las plazas más elegantes del país. En sus orígenes, servía como escaparate para los comerciantes que llegaban por el río Garona. Hoy, es el centro neurálgico y siempre la verás con gente.
Allí se encuentran el Palacio de la Bolsa, el antiguo edificio de aduanas y una fuente a las Tres Gracias. Pero lo que realmente ha hecho famosa a la plaza es el Espejo del Agua. Es una piscina reflectante que data del siglo XXI con una fina capa de agua sobre placas de granito. En ella, se ve a la plaza con una perfección casi irreal, puesto que se crea una ilusión óptica que cambia con la luz.
Cada cierto tiempo, el espejo se transforma en una nube de niebla que cubre la superficie, y le da un toque casi mágico al lugar. En verano, menores y adultos la utilizan para refrescarse cuando el calor aprieta Pero en cualquier época del año, una foto allí será tu mejor postal. Aprovecha para contemplar también las esculturas que rodean la plaza. Verás a Minerva, Neptuno, Mercurio o Baco.

Catedral de Saint-André: historia y vistas panorámicas en el corazón de la ciudad
Si viajas con poco tiempo y quieres saber qué ver en Burdeos en un día, la Catedral de Saint-André tampoco te la puedes perder. Su arquitectura actual es gótica, aunque todavía se puede apreciar el estilo románico inicial en los muros interiores de la nave central.
Ha sido testigo de la historia de la ciudad desde su construcción entre los siglos XII y XVI. Algunos de los eventos más importantes que ha presenciado son la boda de Leonor de Aquitania y Luis VII, y la de Ana de Austria con Luis XIII. Hoy, este templo es Patrimonio de la Humanidad.
El exterior es espectacular, con esculturas detalladas y un imponente rosetón. Tómate el tiempo para apreciar la obra del Juicio Final en la Puerta Real. A pocos pasos tienes la torre Pey Berland, que se construyó independiente del resto del edificio para evitar daños por las vibraciones. Ahora, es un excelente mirador con vistas al centro histórico y su trazado medieval. Eso sí, primero tendrás que subir los 233 peldaños de la escalera de caracol.
La Cité du Vin: un viaje interactivo al mundo del vino
Una de las razones por las que esta ciudad se ha hecho mundialmente famosa es por sus vinos. Se trata de una de las regiones vinícolas más grandes que existen. Por eso, necesitaban tener una Ciudad del Vino o Cité du Vin. Es un museo que hace un recorrido por la evolución del vino, desde el año 6.000 a.C. hasta hoy.
Pero no esperes un museo tradicional; ya te lo da a entender la arquitectura de cristal del edificio. Tiene forma curvada porque se inspira en el movimiento del vino al caer en una copa. En el interior, vivirás una experiencia interactiva con proyecciones en 3D. Te permitirá oler, tocar y hasta jugar con hologramas que explican los procesos de producción.
Sin embargo, el gran final se vive en la última planta, en la sala de degustación panorámica, donde una copa en la mano se acompaña de una vista espectacular de Burdeos. Es el mejor lugar para brindar con un buen vino local y confirmar que esta ciudad sabe cómo rendirle homenaje a esta bebida, que es parte de su identidad. Si quieres añadirlo en tu lista de sitios que visitar en Burdeos y evitar colas, reserva tu entrada con antelación.

Puerta Cailhau: entrada medieval con encanto histórico
Burdeos es una ciudad medieval amurallada. Hoy, se conservan seis de las puertas originales; una de ellas es la Puerta Cailhau. Además de ser una reliquia medieval, es un portal al pasado. Se construyó en el siglo XV para marcar el acceso principal a la ciudad desde el río Garona. Su diseño es una mezcla de fortaleza defensiva y elegancia gótico-renacentista. Como en el resto de lugares que ver en Bordeaux, se apostó por combinar la belleza con la funcionalidad.
La estructura, con su arco ojival, torres puntiagudas y detalles góticos, ha sobrevivido el paso de los siglos sin perder su majestuosidad. En su época, rendía homenaje a Carlos VIII tras su victoria en la batalla de Fornovo. Resulta irónico que una de sus inscripciones advierta sobre los peligros de la arrogancia… Algo que el rey no tuvo en cuenta antes de golpearse la cabeza con un dintel y morir poco después.
La puerta se mantiene en excelente estado y se puede visitar por dentro, donde una pequeña exposición explica su historia. Desde sus ventanas, que tienen vistas al río y la ciudad vieja, te harás una idea de cómo era Burdeos cuando esta entrada era un símbolo de poder y protección.

Barrio de Saint-Pierre: el alma vibrante de Burdeos
El barrio de Saint-Pierre se encuentra en el corazón histórico de Burdeos. Es el lugar donde la ciudad nació y creció alrededor de su antiguo puerto. Ahora, con sus callejuelas adoquinadas, plazas llenas de gente y fachadas de piedra dorada, es uno de los lugares que ver en Burdeos más encantadores.
Cada rincón tiene un poco de historia. Por ejemplo, la Place du Parlement y su elegante arquitectura del siglo XVIII, a las que llegarás por la rue Fernand Philippart. O la Place Saint-Pierre, presidida por la iglesia homónima que da nombre al barrio. En el interior de esta última, hay bóvedas ojivales, vidrieras y una Piedad de madera del siglo XVII.
Este es el sitio perfecto para sentir la vida bordelesa en estado puro. A sus terrazas acuden los locales a disfrutar de un buen vino, con el complemento bohemio de las pequeñas boutiques y galerías de arte de los alrededores. También es un buen sitio para probar los crepes del Nom d’Une Crepe. Por la noche, el barrio mantiene su encanto, ya que hay bares y restaurantes con un ambiente muy acogedor. Por ejemplo, Melodie, con platos locales.

Grosse Cloche: símbolo emblemático y campana histórica
La Grosse Cloche, o Puerta de la Gran Campana, es mucho más que una torre con un campanario. Es uno de los accesos de la Edad Media que se conservan a la ciudad vieja. Solo por eso, tiene que estar entre los sitios que ver en Burdeos en dos días.
Este campanario medieval es uno de los más antiguos de Francia y un símbolo de la identidad bordelesa. En el siglo XIII, servía como parte de las fortificaciones de la ciudad. Su campana solo sonaba en momentos clave: para anunciar vendimias, incendios o eventos importantes. También marcaba la libertad de Burdeos, ya que cuando los reyes castigaban a la ciudad, retiraban la campana.
Desde el punto de vista arquitectónico, resulta impresionante. Cuenta con dos torres circulares de 41 metros de altura que flanquean una puerta gótica. En el centro, se alza la campana de casi ocho toneladas. Justo encima, un reloj astronómico del siglo XVIII, que sigue marcando el paso del tiempo. Y en el punto más alto, una veleta de cobre dorado que representa a un leopardo.

Museo de Aquitania: un recorrido por la historia regional
El Museo de Aquitania es la mejor forma de recorrer la historia de la ciudad sin necesidad de viajar en el tiempo. Su colección abarca desde herramientas prehistóricas hasta objetos del siglo XXI, y pasando por un apartado dedicado al comercio marítimo y al papel de la ciudad en el comercio triangular. Por tanto, tendrás un repertorio completo de cómo la ciudad y su región han evolucionado a lo largo de los siglos.
Una de sus piezas más destacadas son los restos de «El Hombre de Laussel». Se trata de una de las representaciones prehistóricas más antiguas del ser humano. También son importantes las estatuas romanas, que recuerdan la importancia de Burdeos en la Galia.
Pero el museo no se queda solo en el pasado. También exhibe elementos de la vida cotidiana bordelesa en distintas épocas, desde la Edad Media hasta la actualidad. Si te gustan los museos y buscas sitios que ver en Burdeos en 3 días porque viajas con tiempo, aprovecha la visita. Es un recorrido imprescindible para entender qué ha convertido a Burdeos en la ciudad que es hoy.
Jardín Público: oasis verde para el descanso y el esparcimiento
El Jardín Público de Burdeos es el pulmón verde de la ciudad. Si quieres desconectar de tantos edificios y el ajetreo urbano, este es un buen sitio, ya que está en el centro. Se creó en 1746, y es un parque de estilo francés que equilibra elegancia con naturaleza en un espacio de 10 hectáreas. Está rodeado de casas señoriales, y tiene zonas infantiles, para picnics, un jardín botánico con especies autóctonas, senderos con árboles centenarios y un lago con cisnes y patos. También te espera aquí el famoso teatro para marionetas, Guignol Guérin.
Los bordeleses lo utilizan como un salón al aire libre. En verano, es perfecto para refugiarse del sol y el calor porque hay mucha sombra. Y en otoño, resulta agradable pasear por aquí escuchando el sonido de las hojas crujir bajo los zapatos.
Puente de Piedra: conexión histórica sobre el río Garona
El Puente de Piedra atraviesa el río Garona. Así no parece tener nada de particular; sin embargo, fue un encargo de Napoleón Bonaparte en 1810. Esta obra de ingeniería fue clave para conectar ambas orillas del río y facilitar el crecimiento de Burdeos. Pero la construcción no estuvo exenta de retos. Las fuertes corrientes del Garona complicaron el proceso, y hubo que buscar técnicas innovadoras para poder realizar los cimientos. El trabajo mereció la pena.
Cuenta con 17 arcos, cuyo número no es casualidad, ya que es el número de letras del nombre «Napoléon Bonaparte». Además, el puente destaca por su simetría y solidez. A lo largo de los años, ha presenciado y sobrevivido a guerras, así como crecidas del río. Y hoy está expuesto al paso constante de peatones, ciclistas y vehículos. Por la noche se transforma con la iluminación, y se convierte en uno de los escenarios más fotogénicos de la ciudad. También vale la pena pararse a contemplar cómo se reflejan las fachadas doradas del casco antiguo en el agua.

Gastronomía bordelesa: delicias locales que debes probar
Además de conocer qué ver en Burdeos y alrededores, no podemos dejarnos en el tintero la parte cultural. La gastronomía bordelesa está marcada por productos locales y recetas tradicionales que reflejan su historia. El entrecôte à la bordelaise es uno de los platos más representativos: un entrecot cocinado con una salsa de vino tinto, chalotas y médula ósea. Se sirve en brasseries y restaurantes especializados en cocina bordelesa, siempre acompañado de patatas o verduras.
Otro clásico son los canelés, pequeños bizcochos con costra caramelizada y un corazón tierno. Se preparan con ron y vainilla, y su origen se remonta a los conventos de la ciudad. Se encuentran en cualquier pastelería, aunque las tiendas de Baillardran son las más conocidas.

Para probar estos y otros productos, el Marché des Capucins es la mejor opción. Allí se pueden degustar ostras del cercano Arcachon, quesos de la región y panes artesanos. También hay pequeños locales donde los chefs preparan platos tradicionales con ingredientes frescos.
Si quieres conocer más sobre la cocina del país, aquí puedes descubrir más sobre la exquisita comida francesa. Comer en Burdeos es una parte fundamental de la experiencia.

Descubre la esencia de Burdeos en cada rincón
Burdeos es una ciudad que mezcla historia, cultura y buena gastronomía. Su arquitectura del siglo XVIII brilla en la Plaza de la Bolsa, el barrio de Saint-Pierre conserva el encanto medieval y la Torre Pey-Berland ofrece una de las mejores vistas de la ciudad. Recorrer sus calles es la mejor forma de descubrir su esencia.
Aquí la vida se disfruta sin prisas. Los cafés siempre tienen clientes charlando, los mercados están llenos de productos locales y el vino acompaña cada comida. Si quieres disfrutar de una visita que vaya en la misma línea y sin preocupaciones, pero ni siquiera sabes cuántos días para ver Burdeos son necesarios, no te pierdas nuestros viaje organizado en grupo para explorar Burdeos. ¡Nos encargamos del tiempo, las fechas y los lugares para visitar!