Qué ver en Francia: lugares imprescindibles para tu primer viaje (o el siguiente)

Qué ver en Francia: lugares imprescindibles para tu primer viaje (o el siguiente)

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Francia es un destino completo. Si te preguntas qué ver en Francia, la respuesta incluye ciudades románticas de película como París, aldeas medievales para soñar con cuentos, viñedos que invitan a probar su vino, montañas alpinas para escalar y playas mediterráneas donde recargar las pilas.

Ya sea tu primer viaje o la continuación del anterior, este artículo es la guía que da respuesta a qué ver en Francia. Lugares imprescindibles, otros menos conocidos, pero todos más que recomendados por su belleza o interés cultural.

París más allá de la Torre Eiffel: barrios, cafés y vistas secretas

Una guía sobre las cosas que ver en Francia tiene que empezar sí o sí por París; capital del país y ciudad romántica por excelencia. Pero no tanto por la archiconocida Torre Eiffel, junto a la que indudablemente te harás un selfie. La ciudad tiene otros encantos, como el Canal Saint-Martin al atardecer. Cruza la ciudad, entre puentes de hierro y fachadas decadentes. Una de las zonas por las que pasa es la Rue Crémieux, una calle con los colores del arcoíris. Es un homenaje al abogado y político que le dio la nacionalidad francesa a los judíos de Argelia. 

En Montmartre, olvida el Sacré-Cœur por un rato y sube por las escaleras de la Rue de l’Abreuvoir. Desde ahí, las vistas son igual de impresionantes, pero sin la multitud. Y si te apetece explorar los secretos subterráneos, visita Las Catacumbas. 300 kilómetros de huesos de los que apenas se puede visitar uno. La experiencia ha enseñado que entrar puede significar no volver a ver la luz del día. 

Pero no te vayas sin conocer los iconos. El Arco de Triunfo, la catedral de Notre Dame, la plaza de la Concordia o el Museo del Louvre compleméntalos con algún café escondido en el Marais o con una copa de vino natural en Belleville. ¿Quieres que te llevemos directo a lo mejor sin perderte en mapas? Echa un vistazo a este viaje organizado de fin de semana por París y vive la experiencia más auténtica. 

Vista panorámica de la Torre Eiffel en un día soleado en París, Francia.

Burdeos: vino, arquitectura y ambiente bohemio

Llegamos a una de las ciudades más bonitas del país. Los sitios que ver en Burdeos, Francia, se agolpan uno tras otro, pero te será fácil conocerlos porque la mayoría están en su centro histórico. Este fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 2007. En concreto, por el llamado Puerto de la Luna. Una zona bastante extensa que alberga más de 350 edificios que son monumentos históricos. 

La ciudad es sofisticada, pero al mismo tiempo el ambiente es desenfadado. La recorre el río Garona, con puentes y paseos junto al agua por los que transcurre la vida local. Su arquitectura neoclásica brilla especialmente al caer la tarde, cuando parece que la piedra dorada de las fachadas se enciende. Destaca el barrio de Saint-Pierre, con cafés de aire retro y galerías independientes. 

Pero si hay algo que ha hecho famosa a Burdeos es su vino. Así lo demuestra el museo interactivo de la Cité du Vin. Si te gusta esta bebida, prepárate para oler, tocar y, por supuesto, probar. Si el tiempo acompaña, puedes ir a una cata en los viñedos cercanos. Nombres como Pomerol, Saint-Émilion o Médoc suenan a etiqueta de botella, pero saben aún mejor in situ. Para saborear esta joya sin complicaciones, descubre Burdeos en un viaje organizado. ¡Es una de las mejores ciudades que ver en el sur de Francia!

Reflejo de la Place de la Bourse en el espejo de agua en Burdeos al atardecer

Colmar y Estrasburgo: pueblos de cuento entre canales y flores

Las siguientes paradas que ver en Francia son Colmar y Estrasburgo. Ambos son pueblos, más que ciudades. El primero se parece mucho a una maqueta de cuento, ya que las casas tienen entramado de madera, techos puntiagudos y muchas flores decorativas. El casco antiguo es peatonal, así que puedes pasear sin prisas entre canales, fachadas de colores y tiendas. Los souvenirs son embutidos alsacianos y adornos navideños, incluso si es agosto. A poca distancia, se encuentra la ruta del vino de Alsacia, con viñedos y pueblos diminutos como Riquewihr o Eguisheim.

Estrasburgo es la sede del Parlamento Europeo y es uno de los lugares más bonitos de Francia. Quizás te imagines edificios históricos de grandes dimensiones. Sin embargo, su arquitectura es una fusión muy estética de influencias francesas y alemanas. La catedral gótica impone, pero lo que atrapa son sus barrios. Por ejemplo, La Petite France; una preciosa zona donde residían pescadores, molineros y curtidores de pieles. En Navidad, una buena época para visitar, se instala uno de los mercados más antiguos y espectaculares de Europa. ¿Quieres dejarte llevar sin perderte nada? Explora la ruta del vino y el encanto alsaciano con este tour que combina historia, paisaje y buen beber.

Casas de colores con entramado de madera en el pintoresco centro de Colmar, Alsacia

Marsella: puerto histórico y puertas al Mediterráneo

Marsella es una ciudad que ver en Francia si quieres conocer un perfil diferente; es caótica y con carácter. Tu recorrido comienza en el Vieux Port, donde abundan barcos pesqueros, olor a marisco, turistas despistados y locales que siguen quedando para tomar un pastis al final del día. Desde allí llegarás al barrio más antiguo de la ciudad, Le Panier. Calles empinadas y fachadas agrietadas cubiertas de arte urbano, ropa tendida y grafitis con mensaje. Si te pierdes por ellas, descubrirás galerías, un horno de pan con sabor a Túnez o tiendas de jabones de lavanda auténtica.

Un escenario muy diferente lo tienes a pocos kilómetros, sin llegar a salir de la ciudad. Son los calanques; calas rocosas con aguas cristalinas donde se puede nadar, hacer kayak o simplemente tumbarse junto al Mediterráneo. Cuando el calor apriete, haz una parada en Noailles, con mercados llenos de especias, fruta fresca y couscous para llevar. Si prefieres dejarte guiar y no perderte lo mejor, échale un ojo a este viaje de fin de semana organizado a Marsella

Vista del Castillo de If y las islas del Frioul desde la ciudad de Marsella.

Provenza: campos de lavanda, mercados y pueblos en las colinas

La Provenza abarca varios lugares para visitar en Francia. Es una región que huele a tomillo, queso curado y lavanda. En verano, los campos entre Valensole y Sault se tiñen de violeta y atraen tanto a abejas como a fotógrafos. Pero además del espectáculo floral, la región es famosa por sus pueblos de piedra que parecen colgarse de las colinas. 

Gordes es uno de los más fotogénicos, con casas alineadas sobre un acantilado y bonitas vistas desde cualquier lugar. Muy cerca está Roussillon, con fachadas en tonos ocres y rutas entre antiguas canteras. Tiene un cierto aire de desierto americano en mitad del país.

Los mercados son otra parada obligatoria que visitar en Francia. En L’Isle-sur-la-Sorgue se mezclan antigüedades; quesos de olores fuertes, quizás demasiado; cestas de mimbre y tomates que saben a algo. Pero no vengas con el ritmo frenético de turista con demasiados lugares en su planificación. Esta zona es para curiosear, probar y hablar con los productores. La cocina provenzal es sencilla, pero no tiene desperdicio. Tapenade, ratatouille, pan rústico y vino rosado que no necesita presentación. 

Vista aérea del encantador pueblo de Roussillon con casas de tonos ocres en la Provenza.

Valle del Loira: castillos de película y paseos en bicicleta

El Valle del Loira es una zona peculiar que ver en Francia. Está llena de castillos gigantescos y caminos que discurren tranquilos junto al río. Chambord se te recordará a un juego medieval, con torres, chimeneas y escaleras que se cruzan en espiral. El de Chenonceau, o castillo de las damas, es bastante más elegante. Su base es como la de un puente, con arcos por los que pasa el río. Pero entre uno y otro, hay varias decenas con todo tipo de estéticas. Fortaleza, palacio renacentista o residencia de reyes caprichosos. Están bastante cerca y bien conectados, así que si te gusta este tipo de arquitectura, ya tienes una actividad que hacer en Francia. 

La bici es el medio de transporte ideal para moverte por aquí. Las rutas junto al Loira son llanas y están bien señalizadas. Además, podrás parar para ver los pueblos, ir a una cata de vino, visitar una terraza en Amboise o un mercado con quesos. Te sorprenderá ver cómo va cambiando el paisaje entre viñedos, bosques y campos abiertos

El castillo de Chenonceau reflejado en el río Cher durante el amanecer.

Normandía: historia, acantilados y mariscos

Normandía te encantará, porque es una región que ver en Francia que no necesita adornos en la descripción. Está marcada por la historia, ya que aquí tuvo lugar el desembarco masivo procedente de Inglaterra, que consiguió eliminar al régimen nazi. Hoy estas playas tienen un aire diferente, con brisa y arena fina. Las más conocidas son Omaha, Gold o Utah, están marcadas por la historia, pero también por el viento y la arena fina. 

Para aprender más de historia, puedes visitar museos como el de Arromanches o el cementerio americano en Colleville-sur-Mer. Y luego está el Mont-Saint-Michel, una abadía sobre un islote, rodeado de agua cuando sube la marea y de barro cuando baja. Puedes llegar caminando, en lanzadera o cruzando a pie descalzo. 

Otro sitio que ver en el norte de Francia y cerca de Normandía son los acantilados de Étretat. Recortan la costa con formas imposibles y no tienen nada que envidiar a los de Irlanda. Hay senderos sencillos para subir sin esfuerzo y panorámicas que valen la caminata. 

Otro sitio que te recomendamos es Honfleur, una comuna portuaria con terrazas donde probar pescado fresco, crepes salados y sidra casera. Y si vas hacia el interior, los pueblos tienen casas de entramado, tejados inclinados y mercados con olor a mantequilla, queso y manzanas. 

El Mont Saint-Michel emergiendo de las aguas al atardecer, rodeado de campos.

Lyon: capital gastronómica y ciudad con historia

Seguimos con otra ciudad que dará para mucho en tu viaje, ya que tiene el equilibrio justo entre sabor, historia y buen ambiente. El casco antiguo es un laberinto de calles empedradas, fachadas renacentistas y escaleras que conectan niveles sin lógica aparente. Las traboules, que son pasadizos ocultos entre patios y edificios, están pensados para que te pierdas. Pero cuando logres ubicarte, comprobarás que son muchos los lugares que ver en Lyon, Francia.

En la colina de Fourvière está la basílica con las mejores vistas de la ciudad. También hay un anfiteatro romano que aún se usa para conciertos. Todo está muy cerca, así que se recorre a pie sin sufrir.

Pero lo que realmente marca la experiencia en Lyon es la comida. Aquí nacieron los bouchons, que son restaurantes pequeños, sin pretensiones, pero con grandes propuestas. Como salchichas, gratinados, tartas saladas y quesos serios. No hace falta ir a los más caros; los mejores están escondidos en calles estrechas y llenos de locales que saben lo que hacen. Para bajar la comida, date un paseo por las animadas plazas de Bellecour o Terreaux.

Carcasona: una fortaleza medieval salida de un cuento

Carcasona no es tan popular en las guías de sitios que ver en Francia. Pero si te gusta el estilo medieval, te encantará. La ciudad amurallada tiene aires de escenario épico, ya que se alza sobre una colina con torres puntiagudas y murallas dobles. El casco antiguo fortificado, conocido como La Cité, está bien conservado. Rodeada por dos líneas de murallas, con más de 50 torres, fue declarada Patrimonio de la Humanidad. Además de las correspondientes calles empedradas, está el castillo condal, la basílica de Saint-Nazaire y muchas casas, tiendas y restaurantes que mantienen el ambiente de la época. 

Por la noche, la cosa cambia. Con las luces, Carcasona se vuelve más misteriosa y tranquila. Puedes pasear a tu aire o hacer una visita guiada nocturna para conocer cada detalle. En verano, hay espectáculos con fuegos y conciertos dentro de la ciudadela. Fuera de las murallas, puedes seguir el canal du Midi, por un recorrido menos turístico. 

Imponente vista de la ciudad fortificada de Carcasona rodeada de vegetación.

Annecy: lago cristalino y Alpes de fondo

Annecy es el lugar donde el paisaje montañoso se funde a la perfección con el agua cristalina del lago. Ambos son aptos para actividades al aire libre. Por ejemplo, nadar o hacer paseos en barco, y en verano, también paddleboard y kayak. Y en cuanto a las montañas, se puede hacer tanto senderismo como esquí; todo depende de la época en la que vayas. 

El casco antiguo es todo encanto, con canales que cruzan el centro de la ciudad, calles adoquinadas y edificios que mantienen la arquitectura medieval. Y en cualquier momento del año, suele haber mercados y festivales que amenizan el día a día de los locales y de quienes pasan por allí. Un sitio que ver en Francia menos conocido, pero no menos interesante. 

Casas de colores junto a los canales del casco antiguo de Annecy, con cisnes nadando.

Francia en estado puro: una aventura entre castillos, pueblos y buena mesa

Francia tiene mucho más que ofrecer que la Torre Eiffel o el Louvre. Este país es todo un paraíso medieval, y si te gusta esta estética, adorarás los castillos del Valle del Loira o los pintorescos pueblos de la Provenza. Ambos también conquistarán a los románticos empedernidos. Si tu pasión es la naturaleza, nada como la región de los Alpes o las costas de Normandía. Para los foodies, la oferta gastronómica es de otro nivel: queso, vino, baguettes y platos tradicionales que siempre convencen. 

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Pero con tantas opciones que ver en Francia, la mejor forma de descubrir todo lo que tiene para ofrecer es un viaje organizado. Un recorrido por los lugares más emblemáticos y en los que solo tendrás que disfrutar del paisaje, la cultura y la compañía. Descubre Francia con un viaje organizado en grupo y vive la magia del país en su versión más auténtica.

Team WeRoad
Scritto da Team WeRoad