

Si nunca has escuchado hablar de él y ni siquiera sabes dónde está el Desierto de Atacama, te interesa lo que te contamos en esta sencilla guía de viaje. Ubicado en el norte de Chile, este destino es un desafío a la lógica. A pesar de ser el lugar más seco del planeta, presume de paisajes sobrecogedores, fenómenos naturales únicos y una historia milenaria que sus comunidades se encargan de mantener viva. Pero no queremos adelantarte demasiado; como en este amplio desierto, los secretos se van descubriendo poco a poco. Sigue leyendo y descubre uno de los destinos más hipnóticos de todo el planeta.
Valle de la Luna: paisajes que parecen de otro planeta
El Valle de la Luna es el lugar más importante del Desierto de Atacama en Chile. Pero también dentro de todos los que puedes visitar en este país. Se encuentra situado a 22 km de San Pedro, y se puede visitar con un tour organizado o por libre.
Su importancia se debe a las formaciones rocosas que se han ido esculpiendo con el paso de los años y la erosión del agua y el viento. Se le da este nombre porque cuenta con dunas y crestas salinas afiladas que recuerdan a la superficie lunar. Pero además, el paisaje va cambiando a medida que avanza el día. Los rayos de sol hacen que las tonalidades vayan pasando por diferentes ocres y anaranjados.
Los sitios más destacados para visitar son el Mirador de Kari, que te dará la mejor panorámica del atardecer, que es la mejor hora para ir. O la Gran Duna, que es una formación de grandes dimensiones y vistas inmejorables. Pero también la Cueva de Sal, con paredes de cristal, y las Tres Marías, que parecen figuras humanas de roca. Lleva ropa cómoda y agua, y mantente siempre en los senderos marcados para respetar el espacio.

Géiseres del Tatio: un espectáculo geotérmico al amanecer
La siguiente parada obligatoria son los Géiseres del Tatio. Están ubicados a más de 4.300 metros de altitud y a 80 km de San Pedro. Se componen de 80 géiseres y fumarolas; de ahí que sean el tercer campo geotérmico más grande del mundo. Emiten tanto vapor de agua como gases a temperaturas muy elevadas, fruto del magma que hay a poca distancia de la superficie. Al amanecer, la actividad es más intensa, ya que el aire frío realza las columnas de vapor que emergen desde la tierra.
Sin embargo, como dice el dicho, lo bueno si breve, dos veces bueno. Una vez que sale el sol, el contraste desaparece. Pero por suerte, hay otros lugares para contemplar. Por ejemplo, las pozas de agua caliente donde hay quienes se atreven a darse un baño. El problema está al entrar y salir, ya que la temperatura exterior suele estar bajo cero.
Pero debido a la altitud, también debes tener en cuenta que debes aclimatarte antes de la visita. Así podrás evitar el mal de altura y disfrutar de este espectáculo como se merece. La excursión suele comenzar de madrugada desde San Pedro de Atacama y dura varias horas. La ropa en el Desierto de Atacama, y en concreto en esta visita, debe ser de abrigo, con guantes, gorro y calzado para suelos húmedos y resbaladizos.

Lagunas Altiplánicas: espejos de agua en las alturas
A más de 4.000 metros de altura, tu tercera parada son las lagunas Miscanti, Miñiques y Chaxa, y el mirador natural de Piedras Rojas. Se trata de tres lagunas con aguas de un color azul turquesa muy intenso. Están rodeadas de volcanes y paisajes naturales, muchos de ellos nevados. Por tanto, hay un contraste espectacular entre todos ellos.
Forman parte de la Reserva Nacional Los Flamencos, que además alberga diversas especies adaptadas a las condiciones extremas. Por ejemplo, vicuñas y zorros culpeo, pero sobre todo flamencos andinos, que suelen estar en la orilla añadiendo un toque de color.
Para los pueblos indígenas atacameños, estas lagunas tienen un significado espiritual y están protegidas. Por tanto, el acceso está regulado y solo podrás recorrer los senderos señalizados. El mejor momento para visitarlas es por la mañana, cuando el viento es más suave y el agua refleja con mayor nitidez el cielo y los cerros. O mejor es contratar un tour o viajar en vehículo propio. No te olvides de tu protector solar y agua.

Salar de Atacama: el desierto blanco y sus flamencos rosados
Si miras un mapa del Desierto de Atacama verás que sus dimensiones son gigantescas. En concreto, su longitud es de casi 1600 km y su ancho de 180 km. No es de extrañar que haya tantos imprescindibles para ver, como el Salar de Atacama. A 50 kilómetros hacia el sur de San Pedro, es el mayor de Chile y uno de los más impresionantes de Sudamérica.
Tiene una superficie agrietada y de color blanco, que es el resultado de la evaporación del agua subterránea. Se extiende hasta el horizonte y es capaz de reflejar el cielo cuando está despejado. En medio de este paisaje inhóspito, la Laguna Chaxa se convierte en un oasis para los flamencos. La alta concentración de minerales en el agua hace que sea todo un manjar para ellos. Podrás observar tres especies diferentes: andino, chileno y de James, pero también zorros y lagartijas.
La mejor hora para visitarlo es al atardecer, cuando los colores del cielo y la sal crean un espectáculo único. La visita está regulada para proteger el ecosistema, así que respeta los senderos y llévate tu basura. No te olvides gorra, gafas de sol y agua.

Pueblos atacameños: tradición y cultura en medio del desierto
En medio del desierto, también hay vida, pero no como la conocemos hoy en día, sino anclada a sus tradiciones. Es el caso de los pueblos atacameños de Toconao y Socaire. El primero se caracteriza por su arquitectura de piedra liparita y su campanario histórico, separado de la iglesia de San Lucas. Su economía gira en torno a la artesanía y la agricultura, con cultivos de frutas y verduras que crecen en pleno altiplano, gracias a sistemas de riego ancestrales.
Socaire, a mayor altitud, es conocido por sus terrazas de cultivo prehispánicas y su gastronomía basada en quinua y maíz. Si quieres entender la cultura atacameña, podrás hacerlo a través de ambos pueblos, que han resistido siglos de cambios sin perder su identidad. Puedes probar productos locales, comprar tejidos elaborados a mano y conversar con la gente local sobre su modo de vida. Apoyar sus proyectos es necesario para mantener vivas a estas comunidades.

Observación astronómica: cielos despejados y estrellas infinitas
Una de las facetas de este lugar que quizás desconocías es la de observatorio del Desierto de Atacama. Pocos sitios hay como este para observar el cielo estrellado. La combinación de altitud, baja humedad y ausencia de contaminación lumínica permite ver las estrellas con una nitidez excepcional. Aquí se encuentran observatorios de renombre como ALMA, el radiotelescopio más grande del planeta, aunque el acceso suele estar restringido a científicos.
Como viajero, hay tours astronómicos que incluyen telescopios de alta potencia y explicaciones sobre constelaciones, planetas y la Vía Láctea. La experiencia comienza con una introducción sobre astronomía andina, donde se aprende cómo los pueblos prehispánicos usaban los astros para orientarse y marcar ciclos agrícolas.
Luego, en completa oscuridad, verás a simple vista la Cruz del Sur, Júpiter o Saturno, según la época del año. La mejor temporada para ir al Desierto de Atacama de noche es en invierno, porque el cielo está más despejado. ¡No olvides abrigarte bien!
Termas de Puritama: relajación en aguas termales naturales
Si viajas en invierno, la temperatura en el Desierto de Atacama puede llegar a los 20º por el día. Pero de noche, se acerca a los 0º. Nada mejor contra el frío que disfrutar de las Termas de Puritama, escondidas en un cañón rocoso. Sus aguas termales brotan desde el subsuelo a unos 33°C y están cargadas de minerales con propiedades relajantes.
La zona cuenta con ocho pozas conectadas por pasarelas de madera, así que podrás ir de una a otra. Eso sí, hay que pagar entrada, pero es una visita que vale la pena. Además del baño relajante, las vistas son espectaculares porque están rodeadas de vegetación, algo inusual en un paisaje tan árido. Si quieres tranquilidad, ve por la mañana o a última hora de la tarde. Puedes llegar con un tour desde San Pedro o con tu propio vehículo.
Valle del Arcoíris: montañas de colores y petroglifos ancestrales
El Valle del Arcoíris debe su nombre a los tonos rojizos, verdes, blancos y amarillos que tiñen sus montañas. Estos colores se deben a la presencia de distintos minerales en la tierra, formados por procesos geológicos a lo largo de millones de años. Es un lugar poco concurrido en comparación con otros atractivos del desierto, por lo que podrás disfrutar del paisaje en silencio.
Cerca del valle, se encuentran los petroglifos de Yerbas Buenas, uno de los sitios arqueológicos más importantes de la zona. Aquí, los antiguos habitantes grabaron figuras de llamas, zorros y seres humanos en la roca; un testimonio de sus creencias y de su relación con la naturaleza. Puedes visitar ambos en un solo día; la mejor hora es por la mañana.
Deportes de aventura: adrenalina en el desierto más árido del mundo
Precisamente por sus dimensiones, el Desierto de Atacama es apto para todo. Si te gusta la aventura, aquí podrás hacer actividades como sandboarding en el Valle de la Muerte. Sus dunas de arena son perfectas para deslizarse a toda velocidad. Si prefieres ir en bicicleta, hay rutas que atraviesan cañones, salares y senderos en medio de la nada.
Otra opción es el trekking a volcanes como el Licancabur o el Lascar. No obstante, estos requieren buena condición física y aclimatación previa, pero recompensan con vistas espectaculares desde lo alto. En cualquier caso, elige bien a tu operador turístico; opta siempre por agencias responsables que prioricen la seguridad y el respeto por el entorno. Ten en cuenta también que el clima extremo hace que cualquier actividad requiera preparación, además de los obligatorios agua, protector solar y ropa adecuada.

Florecimiento del desierto: un fenómeno natural sorprendente
Y la última de las actividades que te proponemos y que no te puedes perder es la de ver al Desierto de Atacama florido. A pesar de ser el más árido del mundo, cuando se dan ciertas condiciones climáticas, se transforma en un tapiz de colores. Este fenómeno ocurre cuando se dan lluvias inusuales que activan semillas que han permanecido latentes en la arena. Poco después, el suelo se cubre de miles de flores.
Sin embargo, además de efímero, es un evento difícil de predecir. La probabilidad más alta se da entre septiembre y noviembre, pero en años con precipitaciones excepcionales. Entre las especies más comunes están la añañuca, la garra de león y la pata de guanaco. El mejor lugar para presenciarlo es la zona costera del desierto, cerca de Copiapó, donde la biodiversidad es mayor.
Además, la llegada de las flores atrae también a insectos y aves, creando un ecosistema temporal que desaparece en pocas semanas. Si tienes la suerte de coincidir, respeta el entorno; no arranques flores y sigue los senderos marcados.

Embárcate en una aventura inolvidable en el desierto de Atacama
El Desierto de Atacama es un destino que va mucho más allá de su aridez extrema. Como has podido comprobar, cada uno de sus paisajes sorprende por su espectacularidad. Ya sean los paisajes lunares del Valle de la Luna; los géiseres del Tatio, donde la tierra respira al amanecer; las lagunas altiplánicas que reflejan las montañas o el Salar de Atacama, donde se reúnen los flamencos en un escenario de sal infinita. Entre tantas maravillas, la cultura atacameña nos devuelve a la realidad, pero a costumbres ancestrales, cuyo legado sigue presente hoy. Y cuando cae la noche, se hace el silencio ante un cielo único, cargado de estrellas como en ningún otro lugar.
Para rematar la experiencia, emociones fuertes solo aptas para los espíritus aventureros. Y si la suerte te acompaña, un espectáculo casi mágico que transforma la aridez del desierto en un manto lleno de color. Si quieres disfrutar de todas estas experiencias y muchas más, embárcate en un viaje de grupo organizado por el desierto de Atacama. ¡Kilómetros de belleza a tan solo un par de clics de ti!