Si planeas visitar Madrid, más te vale consultar la agenda cultural y elegir bien tus pasos, porque sus museos dan para pasar un año entero. La mayoría se concentran, a su vez, en un gran museo arquitectónico: desde la plaza de Cibeles, en dirección a la mítica estación de Atocha, comienza el mayor eje cultural de la ciudad, de todo el país y, si nos apuran, del continente. En el Paseo del Prado, que es Patrimonio Mundial de la Humanidad, se encuentran algunas de las colecciones de arte más importantes del mundo.

Este espectacular bulevar reúne las joyas de arquitectura barroca y moderna, que ocultan algunos de los mejores hoteles de la ciudad, varios ministerios, y los museos Reina Sofía, Thyssen-Bornemisza, y el Prado. Es lo que se conoce como Paseo del Arte o Triángulo del Arte, al que se puede acceder con un bono de descuento que incluye los tres museos. Son sin duda los grandes atractivos culturales madrileños, pero no los únicos. Mejor ir uno por uno para conocer los principales museos en Madrid.

Entrada del museo del Prado a Madrid
Entrada del Museo del Prado en Madrid – Oilisab, CC BY-SA 4.0 https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0, via Wikimedia Commons

Museo del Prado: donde empezó todo

Con más de doscientos años de historia, este emblemático edificio cuenta casi con tantas anécdotas como cuadros. Es un testigo tan vivo de la tradición pictórica española como de la propia historia del país. Por ejemplo, durante la Guerra Civil, el pintor Pablo Picasso fue nombrado director del museo. Aaunque no llegó a tomar posesión oficial del cargo, Picasso decidió de retirar algunas de las obras más importantes del museo, por el peligro que implicaban los combates. Nos referimos a pintores como Goya, El Greco o Velázquez. De este último es el cuadro más icónico del museo, “Las Meninas”, que nunca abandona el museo. De hecho, hasta tal punto es Velázquez importante para el museo del Prado, que allí rige la norma de no prestar más de siete de sus cuadros a la vez.

Si los retratos de Velázquez cuentan buena parte de la historia de la realeza española, no es menos importante Goya para conocer épocas fundamentales del país. Pero quizá sea otro pintor, por sus originalísimas y tan irónicas obras, el más recordado por los visitantes: nos referimos a El Bosco, con los tres paneles que conforman El Jardín de las Delicias (de finales del siglo XV).

Por cierto, entre cuadros de El Greco y Velázquez, se expone precisamente el famoso Busto de Mujer, de Picasso, que representa así, de manera simbólica, el regreso del pintor malagueño al museo que dirigió.

Estatua de Velázquez a la entrada del Museo del Prado

Museo Reina Sofía: el más visitado

Paradójicamente, la obra más importante de Picasso no está en el Prado, sino unas decenas de metros más abajo, en el Reina Sofía, que oficialmente se llama Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y que reúne el arte contemporáneo y del siglo XX. Situado en un antiguo hospital (conocido como edificio Sabatini, en honor a su arquitecto), fue ampliado en 2005 con una fantástica obra del arquitecto francés Jean Nouvel (sí, habéis acertado, este segundo edificio se conoce como edificio Nouvel).

Evidentemente, Picasso está entre los nombres más relevantes, pues aquí se exhibe el famosísimo Guernica, que retrata los horrores de la Guerra Civil. Pero junto a él, Salvador Dalí o Joan Miró atraen la atención del gran público como representantes del mejor arte del siglo XX. Además, sus paredes lucen algunos de los mejores artistas: por continuar con el surrealismo, están Francis Picabia, René Magritte o Yves Tanguy. El cubismo, además de Picasso, queda bien retratado con Juan Gris, María Blanchard, Georges Braque o Fernand Léger. El Reina Sofía reúne también grandes muestras de la nueva figuración gracias a Francis Bacon o Antonio Saura, y la colección se extiende hacia genios como Yves Kein, Alexander Calker, Mark Rothko o Antoni Tàpies. Todos ellos han logrado que, en 2022, el Reina Sofía fuera el museo de arte más visitado de España.

Entrada del museo nacional Reina Sofia en Madrid

Museo Thyssen-Bornemisza: en permanente renovación

Surgido como una de las colecciones privadas de arte más ambiciosas del planeta, la mayor parte pasó a manos del Estado español hace ya 30 años, completando así el repertorio expuesto en los museos del Prado y Reina Sofía. Es la del Thyssen-Bornemisza una colección más ecléctica, configurada por la pasión hacia el arte que guio a los propietarios, la familia Thyssen-Bornemisza, hasta adquirir obras de algunos de los más importantes pintores internacionales, sin importar el estilo. Podréis visitar, así, primitivos italianos y flamencos, algunos de los mejores ejemplos del renacimiento y pintura barroca holandesa, hasta dar el salto a impresionismo y expresionismo alemán o constructivismo ruso.

Uno de sus principales rasgos son las ambiciosas colecciones temporales. La última en atraer la atención de todos los aficionados al arte fue la del pintor Lucien Freud, que no solo recogió sus mejores obras, sino que también demostró la habilidad y el gusto de sus comisarios, pues lograron transmitir lo más auténtico del artista británico. Por estas salas han pasado también retrospectivas de Antonio López o Edward Hopper, que lo hacen uno de los principales museos en Madrid.

Museo Nacional de Ciencias Naturales: el primero

Si hablamos de museos en Madrid, los tres anteriores son los más evidentes para los amantes del arte. Pero para quienes prefieran otras ramas del saber, el Museo Nacional de Ciencias Naturales es totalmente imprescindible. De hecho, lo es para cualquiera, porque esta colección es como insertarse en el cerebro de la humanidad.

Si se trata de rivalizar en popularidad, el Museo Nacional de Ciencias Naturales es el más antiguo de todos, pues viene de cumplir 250 años. Aunque su ubicación inicial fue el barrio de Lavapiés (en la Real Casa de la Geografía y Gabinete de Historia Natural), ahora ocupa el monumental edificio del Palacio de las Artes y la Industria. El Museo es situado en el Paseo de la Castellana, la continuación del ya mencionado paseo del Prado. Es, con diferencia, el museo de ciencias más antiguo de todo el país, y uno de los decanos del continente europeo. Pero no solo la edad mide su importancia, sino sobre todo su colección: el Museo Nacional de Ciencias Naturales permite visitar algunas de las mayores selecciones de ciencias naturales, tanto a nivel de ejemplares zoológicos como geológicos.

Museo Arqueológico Nacional: el más evocador

No nos vamos del centro de la capital y, adentrándonos en la calle Serrano, en pleno barrio de Salamanca, encontramos el Museo Arqueológico Nacional, que es, posiblemente, el más evocador. Nada más entrar ya recibimos una pista de que aquí nos espera una de las colecciones de antigüedades más importantes del mundo y que, tras una importante remodelación que se prolongó durante seis años, ahora es una de las más visitadas de la ciudad.

Aquí podremos hacer un recorrido desde la prehistoria hasta el siglo XIX, con un foco en todas esas disciplinas artísticas no representadas en el Triángulo del Arte. Nos referimos a utensilios y obras decorativas procedentes, sobre todo, de distintas culturas mediterráneas, como cerámicas griegas, las coronas votivas visigodas o los marfiles hispanomusulmanes. Tras su renovación, cuenta con gran cantidad de material interactivo que ayuda a comprender las colecciones.

No cabe duda de que la joya de la corona es la famosa Dama de Elche, obra ibérica de excelente ejecución y con reminiscencias griegas. Como una versión escultórica de la Gioconda, la Dama de Elche también está envuelta en misterio. Otros de los elementos más destacados de este Museo Arqueológico Nacional son el tesoro de Guarrazar, el Bote de Zamora o la colección de vasijas griegas.

CaixaForum Madrid: contenido y continente

Quien no tenga tiempo a verlo por dentro debe asegurarse de, al menos, verlo por fuera. Porque este es uno de los mejores ejemplos para entender que tan importante es el continente como el contenido: ubicado en la antigua Central Eléctrica del Mediodía, de inicios del siglo XX, unas obras de remodelación llevadas a cabo por los arquitectos suizos Herzog & de Meuron en 2008 lo convirtieron en una de las extravagancias arquitectónicas más destacables de la capital española. Y no es poco.

El CaixaForum Madrid es parte de la red de centros CaixaForum, que se extiende por toda España, y que tiene por objetivo la divulgación cultural. Conciertos, exhibiciones, cine, talleres y conferencias sirven de punto de encuentro social y de dinamizadores de la vida urbana. Es decir, más vale ir a la capital española habiendo consultado el programa del CaixaForum, porque os puede sorprender y alegraros la estadía. Una pieza clave de los museos en Madrid.

Exterior del museo CaixaForum en Madrid

Museo Naval de Madrid: la paradoja

Paradójico que una ciudad sin mar acoja un museo naval, pero es que, en España, todo tiende al centro. Hasta tal punto, que todavía no hemos salido de nuestro núcleo neurálgico de los museos en Madrid: una vez más, nos vamos al Paseo del Prado, a la planta baja del cuartel general de la Armada Española.

El valor del museo Naval de Madrid es más documental, pues aquí se conservan, investigan y comunican todo tipo de elementos que tenga un valor histórico, artístico o técnico y que estén relacionados con la actividad naval y la historia marítima del España. Es decir, no esperéis grandes buques metidos en este sótano, sino sus maquetas, sus mapas, sus objetos de navegación y todo tipo de hallazgos que hayan realizado en los siete mares. Por ejemplo, curiosidades históricas como la Carta universal de Juan de la Cosa (1500), la colección de porcelana azul de la dinastía Ming (1575-1600) o el reloj de bolsillo del oficial de la Marina Casto Méndez Núñez (1868).

Interiores del museo Sorolla, con el cuadro Elena Sorolla en la playa en primer plano

Museo Sorolla: impresiones para el recuerdo

Y cerramos como comenzamos; es decir, con pintura. En concreto, con uno de los pintores más reconocidos de la historia española. Es Joaquín Sorolla, artista valenciano que vivió a finales del siglo XIX y principio del XX para convertirse en referente de algunos de los estilos pictóricos más en boga en su época, como el impresionismo, el posimpresionismo y el luminismo. Su legado asciende a más de 2.200 obras y muchas de ellas se pueden observar en los museos de Madrid.

Como es lógico, la mayoría se exhibe en el museo que lleva su nombre y que se encuentra en el palacete en que Sorolla vivió y trabajó en la última etapa de su vida. Fue solo un par de años después de su muerte, en 1923, cuando su viuda tomó la iniciativa de consagrar este fantástico edificio del barrio de Chamberí (que es también Monumento Histórico-Artístico Nacional) a la obra de su marido… y así es hasta la fecha. La importante colección nos permite entender la manera de trabajar y la personalidad del pintor, así como trasladarnos a sus estivales paisajes de playa, grabados en el recuerdo de cualquier amante del arte.

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