Qué ver en Marruecos: ciudades imperiales, desierto y mar

Qué ver en Marruecos: ciudades imperiales, desierto y mar

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26 noviembre

Medinas laberínticas y antiguas kasbah, dunas de arena y oasis en el desierto, sabores intensos y especias aromatizadas, pacíficos riads y caóticos zocos. Estas son algunas de las cosas que ver en Marruecos, un país que con su mezcla de culturas, tradiciones y religiones, os fascinará.

Organizar un viaje por Marruecos no es tarea fácil: es un país muy grande y tiene muchas cosas por ver y hacer. Para ver todo, necesitaréis por lo menos dos semanas on the road. Si no tenéis tanto tiempo, concentraos solo en una región. Al norte podréis visitar la preciosa Chefchaouen, mientras que al sur veréis la efervescente Marrakech mientras vivís una experiencia por el desierto. Si os gusta el mar, escoged las ciudades de la costa, como Casablanca, Essaouira o El Jadida.

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Las ciudades imperiales

En Marruecos hay cuatro ciudades imperiales: Fez, Marrakech, Rabat y Mequinez. Se llaman así porque fueron la residencia de las distintas dinastías que reinaron en el país. En todas las ciudades se pueden reconocer señales de su pasaje, como los suntuosos palacios, las mezquitas las madrasas, los muros fortificados de la ciudad… Son sin lugar a dudas una de las cosas que ver en Marruecos.

Fez

Si queréis probar un trozo del verdadero Marruecos, id a Fez. Capital de Marruecos durante 400 años, aquí se encuentra la medina más antigua y grande de todo el Norte de África. El centro histórico es uno de los más fascinantes del mundo islámico. Las calles son serpenteantes y estrechas, creando un laberinto en el que ni siquiera os importará perderos. El olor que se respira es el de las curtidurías, la atracción principal de la ciudad – ¡son las más antiguas del mundo!

No podréis perderos un tour por las curtidurías para ver con vuestros propios ojos este arte tan antiguo. El olor es fuerte e intenso, ¡tenedlo en cuenta si tenéis una nariz delicada! Dad una vuelta por la Madrasa Bou Inania, una escuela coránica decorada, y el Palacio Real, una finca inmensa con palacios, jardines con patios internos y hasta una mezquita. Usad todo vuestro tiempo para perderos por las calles de la medina: ¡solo así descubriréis las esquinas más escondidas y bonitas de la ciudad!

Marruecos que ver: Tenerías de Fez
Curtidurías en Fez

Marrakech

Al sur de Marruecos se encuentra la efervescente y caótica Marrakech, “la ciudad roja” – llamada así por el color de sus paredes. Si es la primera vez que visitáis la ciudad, pasad al menos dos o tres días, así veréis lo mejor de la ciudad. Marrakech es probablemente el lugar principal entre las cosas que ver en Marruecos. Aquí la mezcla de antiguo y moderno hace que tengáis siempre algo que hacer, ya sea caminar por los puestillos del zoco o beber un té de menta en un riad.

¿Qué ver en la ciudad? Empecemos por los grandes clásicos: para descubrir Marrakech, no hay nada mejor que empezar por la plaza principal, Jamaa el Fna, alrededor de la cual se desarrolla la ciudad antigua. Si venís aquí a primera hora de la mañana veréis el gran mercado que montan. Este suq es perfecto para comprar lo que sea; los puestillos venden de todo, desde huevos de avestruz hasta dátiles, pero si preferís podréis disfrutar de los artistas locales, como los encantadores de serpientes. Por la noche en cambio los puestillos se transforman en mesas donde comer a la manera street food, escuchando a los músicos de la plaza.

No muy lejos de la plaza empieza la medina, donde podréis descubrir las bodegas de los artesanos locales – aquí, al igual que en Fez, hay muchas tintorerías y curtidurías. Continuad visitando el Palacio de la Bahía, con 150 habitaciones decoradas, y los restos del Palacio El Badi, construido por orden del sultán en el 1578. Un par de cosas más para ver en Marrakech son la mezquita Koutoubia, la más grande de todo el país, y la tumba de los Saaditas, decoradas con mármol de Carrara y oro.

Otro lugar imperdible es el jardín de Majorelle, una antigua villa al estilo liberty de un intenso color azul – llamado “azul Majorelle”. Este lugar fue diseñado por el artista francés Jacques Majorelle en el 1924, cuando Marruecos estuvo administrado por Francia. Desde 1980, la villa ha sido la casa de Ives Saint Laurent, que la convertiò en parte en un jardín botánico. Hoy el jardin de Majorelle es también la sede de el Museo de arte islámico de Marrakech. En el jardín hay plantas de todo tipo – cactus, bananos, bambú, palmas – así como una piscina con nenúfares, peces y tortugas.

Para acabar, no os perdáis los riads, las típicas estructuras marroquíes. ¡Dormir en uno es lo ideal, pero si no podéis tan solo tendréis que buscar un lugar lejos del caos de la calle para relajaros en uno de los patios de Marrakech!

Plaza Jamaa el Fnaa al atardecer, con las luces de los puestos encendidas
Jamaa el Fna, la plaza principal de Marrakech

Meknes

Meknes, o Mequinez en castellano, fue la capital del reino antes de pasar este título a Fez. Menos conocida que las otras ciudades imperiales y más pequeña, Meknes debería ser un básico en tu lista de cosas que ver en Marruecos, especialmente si buscáis un destino un poco más tranquilo. También aquí la medina es el núcleo de la ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1996, y para visitarla hay que empezar por la plaza principal, el Hedim. No os perdáis además el Mausoleo de Moulay Ismail y la medrasa de Bou Inania, dos edificios históricos de gran belleza e importancia cultural.

Tampoco os olvidéis de Bab el Mansour, la imponente puerta de acceso que es imposible no notar desde la plaza principal. Es una de las puertas imperiales más bonitas de toda Marruecos, con decoraciones e inscripciones, así como columnas de mármol de Volubilis, un sitio arqueológico no muy lejos de la ciudad. Si tenéis tiempo a disposición os recomendamos visitarlo: vale la pena, es uno de los mejores lugares conservados de todo Marruecos.

Puerta de Bab el Mansour, donde entras a la Medina de Meknes
Bab el Mansour, la puerta de ingreso a la ciudad de Mequinez

Rabat

Asomándose al océano Atlántico, Rabat es la capital administrativa de Marruecos y desde el 2012 es también patrimonio de la humanidad de la UNESCO. Al igual que en el resto de ciudades imperiales, aquí también se respira el ambiente del Marruecos más antiguo y tradicional. Se puede empezar a visitar la ciudad desde la medina, para seguir por la mezquita Jāmi al-Atīq de la zona de Kasbah de los Oudaïa, un barrio fortificado construido en el siglo XII. Aquí podréis descansar en los jardines andaluces, donde beber un buen té rodeados de plantas y flores.

Un monumento muy peculiar es la torre de Hassan, la cual en un principio tenía que ser la torre más alta del mundo islámico, pero no llegó a completarse. La altura inicial tenía que ser de 80 metros, pero se quedó en 44. Tendría que haber sido parte de una mezquita, pero esta tampoco se construyó – hoy en día tan solo quedan columnas que llenan el espacio de esta enorme plaza.

Torre de Hassan en Rabat, rodeada por el bosque de columnas, a representar la mezquita nunca terminada.
La torre de Hassan en Rabat

El desierto y la kasbah

¿Cuando pensáis en Marruecos, la primera cosa que os viene a la cabeza es el desierto? Asociar las dos cosas tiene mucho sentido, ya que quien quiera decir de haber hecho un viaje por Marruecos no puede dejar pasar por alto las altas dunas del Sahara. La ciudad desde la cual empiezan las excursiones es Merzouga, un pequeño pueblo que parece desconectado del resto del mundo. Se la conoce como “la puerta del Sahara”: si queréis adentraros en el desierto, incluso pasando una noche en un campo beduino, venid aquí.

Podréis llegar a Merzouga por vuestra cuenta, por ejemplo con un coche privado, o si lo preferís podréis ir con un tour organizado. Existen tours distintos, pero todos ofrecen más o menos el mismo itinerario, con noche incluida. Dormiréis en una tienda de campaña beduina – tendréis que renunciar a la ducha, pero por el resto encontraréis todas las comodidades básicas. Como regalo podréis disfrutar de la experiencia única de ver el atardecer y el amanecer entre las dunas de arena. Que sea en Merzouga o en cualquier otro lugar, una visita al desierto del Sahara es central en tu lista de cosas que ver en Marruecos.La noche será mágica: el cielo tendrá tantas estrellas como nunca lo habéis visto, ¡no os arrepentiréis!

¡Pasa una noche en el desierto y descubre el sur de Marruecos!

Dunas del desierto del Sahara, con persona caminando
Qué ver en Marruecos: el desierto del Sahara

Las kasbah: Tinghir, Skoura y Ait Ben Haddou

En el camino que va de Marrakech a Merzouga hay tres ciudades que os aconsejamos ver si viajáis en transporte privado, y si os apetece visitar un poco más esta zona de Marruecos. Tinghir es un pequeño oasis inmerso en el verde: el nombre significa “de las montañas” ya que se encuentra en una región en medio de dos cadenas montañosas. Skoura se encuentra a los pies de las montañas del Alto Atlas: un oasis llena de kasbah, las fortalezas típicas de la arquitectura árabe, entre las cuales destaca Amerhidil, construida en el 1600. Ait Ben Haddou es patrimonio de la UNESCO y aquí las casas están hechas con el material típico de la arquitectura berbera – una mezcla de paja, piedras y barro.

Panorama del Ait Ben Haddou
Ait Ben Haddou

Las otras ciudades

Además de las ciudades imperiales, existen otras muy famosas que no podréis dejar pasar por alto: Casablanca, Tánger y la famosa ciudad azul, Chefchaouen.

Casablanca

Casablanca es la capital económica de Marruecos, aparte de ser la ciudad más grande del país. Respecto al resto de ciudades marroquíes esta es la más moderna y europea, por lo que suele ser descartada por los viajeros y los turistas. Si tenéis un par de semanas a vuestra disposición y queréis hacer un viaje entero por Marruecos, venid también aquí. No os vayáis sin visitar la mezquita de Hassan II, la tercera más grande del mundo. Es una estructura increíble que se asoma al mar, con un minarete de 200 metros de altura que ostenta el título de ser el más alto del mundo.

La mezquita de Hassan II en Casablanca
Qué ver en Marruecos: la mezquita de Hassan II en Casablanca

Tánger

Si os decidís por hacer un viaje por el norte del país, a parte de ver las ciudades clásicas como Chefchaouen, Fez, Rabat y Mequinez, pasad por también por Tánger, conocida como “la ciudad blanca”. Nos encontraremos en la punta del norte de Marruecos, en el estrecho de Gibraltar. La península Ibérica está a tan solo 16 kilómetros de aquí, por lo que en los días que hace buen tiempo se puede ver la costa española. Es por eso que Tánger es una ciudad fascinante, en una posición estratégica, que fue dominada por los fenicios, los cartagineses, los romanos, los árabes y los europeos (Portugal, Inglaterra y España). Explorad la medina y la Ville Nouvelle, la parte más moderna de la ciudad.

Tánger desde el mar
La ciudad de Tánger

Chefchaouen

Chefchaouen es una de las ciudades más bonitas – y visitadas – del norte de Marruecos. Se la conoce como la “ciudad azul” por los colores de sus casas, pintadas con todas las variantes del color azul que os podáis imaginar. Todavía no se ha averiguado el porqué de su color, ¡pero está claro que esta característica hace que la ciudad sea una perla! No es muy grande, así que la podréis ver entera en un día. Aún así no es muy fácil llegar hasta ella, por lo que para disfrutarla al máximo es mejor que os quedéis al menos una noche.

Al igual que en el resto de ciudades marroquíes, la mejor manera de empezar a ver Chefchaouen es desde la plaza principal, Uta el-Hammam, para perderse después entre sus calles y callejones que forman un verdadero laberinto. No os perdáis la kasbah, desde la que podréis disfrutar una vista única de la ciudad, y las dos mezquitas, la Grande Mosquée y la mezquita española Bouzâafar.

Las calles azul de Chefchaouen
Las calles de la perla azul de Marruecos, Chefchaouen

El mar

¿Podría haber faltado el mar en nuestra lista de cosas que ver en Marruecos? El país se asoma al océano Atlántico: Casablanca y Rabat, de las que ya hemos hablado, aparte de ser unas ciudades muy importantes desde el punto de vista histórico y cultural son también dos localidades balnearias, al igual que Tánger. Añadamos a la lista las ciudades de Essaouira y El Jadida para dar a todos la oportunidad de escoger entre las mejores opciones.

Essaouira

¿Podría una ciudad marroquí no tener un apodo? Conocida como “la ciudad del viento” por su brisa más o menos fuerte que llega desde el océano, es una ciudad en la que se aprecia un poco el viento, ¡sobre todo durante los días más cálidos! Es justo este viento el que buscan los surfistas y los amantes del windsurf: Essaouira es el mejor lugar donde disfrutar del mar y practicar deportes acuáticos. Desde el punto de vista histórico esta ciudad tampoco os defraudará: la medina, al borde del océano, hace que el paisaje sea impresionante. ¡Intentad pasar por aquí durante vuestro viaje!

Essaouira desde el mar
Panorama de Essaouira

El Jadida

Siempre al borde del océano, El Jadida es una mezcla entre la cultura marroquí y la influencia portuguesa. Todavía poco conocida por los turistas internacionales, es una de las metas preferidas por la gente del lugar para ir de vacaciones. Como destino es perfecto para disfrutar del mar y hacer surf. Además de relajaros en la playa, podréis visitar la Fortaleza de Mazagana, conocida como la Ciudad Portuguesa: es una ciudad dentro de la ciudad, construida en el 1500 con muros y bastiones en forma de estrella. Id a ver también la Cisterna Portuguesa, una cisterna subterránea con caras de piedra que se reflejan en el agua, creando un ambiente muy peculiar.

Murallas de la ciudad de El Jadida
La ciudad de El Jadida
Team WeRoad
Scritto da Team WeRoad