Qué ver en Cerdeña: 10 lugares que te harán querer volver

Qué ver en Cerdeña: 10 lugares que te harán querer volver

Copia link
Link copiato!
https://stories.weroad.es/que-ver-en-cerdena/

Cerdeña es una isla que nunca se conforma con ser solo bonita. Cambia de cara cada pocos kilómetros, así que verás acantilados imponentes junto al mar, pueblos de colores junto a ríos tranquilos, castillos en lo alto de colinas y restos arqueológicos entre olivos. Por supuesto, también hay playas, que dicho sea de paso, no tienen nada que envidiar a las del Caribe. La diferencia es que aquí hay mucha más historia y cultura para descubrir. Es Mediterráneo, sí, pero con personalidad propia. Si quieres conocer los lugares más especiales de la isla, hoy te traemos los mejores sitios que ver en Cerdeña.

Costa Esmeralda: lujo y naturaleza en perfecta armonía

Costa Esmeralda se encuentra al noreste de Cerdeña. Tiene playas de escándalo, pero igual de escandalosos son los precios de las tiendas y resorts de la zona. Porto Cervo, su epicentro, fue creado en los años 60 por el príncipe Karim Aga Khan IV como refugio exclusivo para la jet set. Hoy lo sigue siendo, así que verás yates aparcando como si fueran bicis y una cena puede costarte lo mismo que un vuelo internacional. 

La parte positiva es que además de hacerte algún selfie con un famoso, las playas, además de espectaculares, son públicas. Las más bonitas son Pevero, Capriccioli o Spiaggia del Principe, que no necesitarán filtro en tus fotos. Mete gafas y tubo en tu maleta porque la transparencia del agua te dejará ver la vida marina. Como curiosidad, el nombre de Esmeralda no tiene nada de histórico; es por el color del agua. 

Si prefieres algo más de acción, se puede hacer vela y windsurf. Y si prefieres actividades de secano, puedes recorrer senderos con vistas al mar o visitar pueblos como San Pantaleo. Está a solo 5 km de la costa y tiene vistas a las montañas graníticas de Pelchia Manna, Pelchia Minori y Sant’Andrea. Una zona interesante que ver en el norte de Cerdeña. 

Vista aérea de una playa en Cerdeña con una barca de vela sobre aguas cristalinas y vegetación mediterránea alrededor

Alghero: historia catalana en la costa sarda

La segunda parada obligatoria es Alghero. Es la ciudad más bonita que verás y está situada al noroeste de la isla. Se la conoce como la Barceloneta sarda, y su nombre catalán se debe a que fue conquistada por la Corona de Aragón en el siglo XIV. Todavía hoy se habla el alguerés; un dialecto catalán que sobrevive gracias al orgullo local. 

Sus calles son de estilo medieval, con un casco antiguo lleno murallas, iglesias góticas y edificios con balcones de hierro forjado. La catedral de Santa María y la iglesia de San Francesco son los puntos de interés más importantes. Pero la gracia está en perderse. Si te gustan los atardeceres, los que se ven desde las murallas son de cine. 

Si buscas actividades, alquila una bici y bordea la costa hasta las grutas de Neptuno; una cueva marina con estalactitas épicas. La gastronomía también es importante. Los platos típicos son la langosta a la catalana o la fregola con marisco

En verano, la ciudad se anima con festivales como el «Cap d’Any Alguer», su particular Nochevieja que se celebra con conciertos frente al mar. Y para respetar las tradiciones, aunque sean las de las conquistas, también se celebra la Diada catalana cada 11 de septiembre. Un trocito de Cataluña con espíritu sardo y alma marinera.

Vista de la playa de arena blanca con rocas rojizas y aguas cristalinas en Cerdeña, con la isla de Tavolara al fondo

Cagliari: la vibrante capital con vistas al mar

Cagliari es el mejor sitio que ver en el sur de Cerdeña. Es la capital de la isla y tiene esa mezcla mediterránea de historia, mar y caos tan característica. Como ciudad es bastante grande, pero no debes perderte la zona histórica en el centro, en concreto en el barrio del Castello. Es medieval y está situado sobre una colina, por lo que tiene las mejores vistas a la ciudad y al golfo de los Ángeles. 

Calles adoquinadas con palacios nobles, iglesias barrocas y murallas con torres como las de o la del Elefante y la de San Pancracio. El Bastión de Saint Remy, que lleva a la plaza de Umberto I, es el lugar perfecto para tomarte un helado con vistas panorámicas. 

El ambiente más moderno y dinámico está en Marina y Stampace, con mercados, trattorias y cafés. No te pierdas el mercado de San Benedetto, uno de los más grandes de Italia, donde podrás saborear queso pecorino, botarga o seadas.

Para una dosis de historia y cultura, el Museo Arqueológico Nacional te ayudará a entender qué eran los nuragas sin tener que imaginar demasiado. Y puesto que a Cerdeña se viaja para ir a la playa, la arena blanca del Poetto está a un paseo en bus. 

Calle del casco antiguo de Cagliari con una iglesia y edificios históricos pintados en tonos cálidos

Su Nuraxi en Barumini: viaje al pasado nurágico

En el centro de la isla está la siguiente parada. Se trata de uno de los yacimientos más impresionantes del Mediterráneo: Su Nuraxi. Es un complejo arqueológico que alberga los nuragas, que son construcciones megalíticas únicas de la isla. Data de hace más de 3.000 años y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997. La torre central es la más llamativa. Tiene casi 20 metros de altura y está rodeada por una fortaleza con pasadizos, patios y muros perfectamente ensamblados sin cemento. Parece ser que era un centro defensivo y social.

Si te interesa conocer más sobre esta civilización, hay una visita guiada en la que te explicarán cómo vivían. Cerca del yacimiento está la Casa Zapata, un palacio renacentista construido literalmente sobre otro nuraga. Tiene suelos de cristal para verlo desde arriba. Como dato de interés, todavía no está claro cómo levantaron estas estructuras sin grúas ni herramientas modernas. 

Cala Goloritzé: una joya escondida entre acantilados

Al este de Cerdeña, en el golfo de Orosei, Cala Goloritzé aparece tras una caminata de algo más de tres kilómetros por senderos rocosos y matorrales mediterráneos. No hay acceso en coche y los barcos deben fondear a cierta distancia, así que llegar ya es parte de la experiencia. Pero todo esfuerzo tiene su recompensa. Y esta es aguas de color turquesa, arena clara y una aguja de piedra caliza de 143 metros que es el símbolo de la cala. El entorno es bastante tranquilo, sin chiringuitos ni construcciones, ya que está protegido como monumento natural. Que no te sorprenda si tampoco tienes cobertura; agradecerás la paz. 

En cuanto a la playa, se creó tras un corrimiento de tierra en los años 60. El capricho de la naturaleza fue declarado Monumento Natural de Italia en 1995. Si buceas con gafas y tubo, verás peces entre rocas translúcidas. Pero debes tener en cuenta que el número de visitantes está limitado a 250 personas al día. Hay que reservar entrada en la app o la web “Heart of Sardinia”. Si vas, recuerda llevar calzado cómodo porque toca bajar y subir de nuevo. Vas a sudar, pero la experiencia no te la quita nadie. Un lugar imperdible que ver en una semana.

Acantilados y aguas turquesas en Cala Goloritzé, una joya natural de la costa este de Cerdeña

Bosa: colores y encanto a orillas del río Temo

Bosa es el típico pueblo que sale en las postales de recuerdo, gracias a sus casas de colores apiladas en la ladera. Estas son atravesadas por el río Temo, que cruza tranquilo el pueblo antes de desembocar en el mar. Es el único río navegable de Cerdeña, y puedes recorrerlo en kayak o en barco para ver la ciudad desde otra perspectiva. 

La vista opuesta la tienes desde las murallas del castillo de Serravalle, que vigila desde el siglo XII. En el casco antiguo, Sa Costa, podrás perderte entre fachadas rosas, ocres y azules, porque es un auténtico laberinto. Debes saber que muchas están conectadas por túneles subterráneos que se usaban en la antigüedad para escapar de los ataques.

Además de los sitios que ver en Bosa, este sitio es famoso también por su artesanía. Destacan los encajes, tejidos y filigranas de plata, que verás decorando escaparates. Y si te gusta el vino, estás de suerte. Aquí se produce la Malvasia di Bosa, un vino dulce con denominación de origen que puedes probar en las cantinas del centro. 

Casas de colores en la colina de Bosa, una pintoresca localidad de Cerdeña

Parque Nacional del Gennargentu: naturaleza en estado puro

Los pueblos y las playas no son lo único que ver en Cerdeña. Aquí también hay parques en los que hacer senderismo y empaparse de naturaleza salvaje. El Parque Nacional del Gennargentu es el más grande de la isla, y se extiende desde el centro hacia el este. Aquí es donde está el pico más alto de la isla, Punta La Marmora, con 1.834 metros. 

El parque abarca montañas; bosques de encinas; gargantas profundas como la de Gorropu, que es una de las más espectaculares de Europa, y playas vírgenes en la costa del golfo de Orosei. La mejor parte es que aquí no suele haber demasiada gente. 

Pero que no haya gente no significa que no tengas compañía. Hay muflones, zorros, águilas reales y hasta gatos monteses que conviven en libertad. También puedes ver caballos salvajes en el altiplano de Giara. Y para las rutas de senderismo, están bien señalizadas y hay opciones para todos los niveles, desde paseos suaves hasta travesías exigentes. Si vas en invierno, verás nieve y una pequeña estación de esquí en Bruncu Spina. 

Paisaje montañoso del Parque Nacional del Gennargentu, rodeado de vegetación mediterránea

Castelsardo: fortaleza medieval con vistas al mar

Si viajas con el tiempo ajustado y quieres saber qué ver en 4 días, Castelsardo es una opción si te gustan las fortalezas. Fundada en el siglo XII por los genoveses de la familia Doria, es una ciudad fortificada que mantiene intacta su esencia medieval. Sus callejuelas empedradas serpentean entre las casas de piedra, con balcones floridos y talleres artesanales, hasta llegar al castillo de los Doria. 

Desde lo alto, tendrás vistas del golfo de Asinara y los tejados rojizos de las casas. Dentro del castillo está el Museo del Cesto; un homenaje al arte local del trenzado.

Y es que la cestería es la gran tradición de Castelsardo. Para elaborar las cestas, se usan hojas de palma en las puertas, tal y como se hacía hace siglos. Otro punto curioso es la “Roca del Elefante”, una formación volcánica que realmente parece un elefante sentado y que alberga tumbas prehistóricas. Si visitas en Semana Santa, no te pierdas el Lunissanti, que es una procesión nocturna única por su mezcla de misticismo y folclore. 

Vista panorámica del pueblo medieval de Castelsardo junto al mar en el norte de Cerdeña

Tharros: ruinas antiguas frente al Mediterráneo

Otro punto de interés que también es un legado del pasado es Tharros. En la península de Sinis, fue fundada por los fenicios en el siglo VIII a.C., para luego ser romanizada. En su día, fue una de las ciudades más importantes del Mediterráneo occidental. Hoy, nos quedan las ruinas que se extienden sobre una colina junto al agua. Hay calles empedradas, termas, templos, cisternas, una necrópolis y restos púnicos.

Pero aunque dichas ruinas ya son sorprendentes, lo que más impacta es la ubicación, ya que estás literalmente pisando historia con vistas al mar de color turquesa. Si miras a lo lejos, verás la torre española de San Giovanni. Puedes subir y disfrutar de las vistas. Cerca está la iglesia paleocristiana de San Giovanni di Sinis, que es una de las más antiguas de la isla. 

Un dato sorprendente es que Tharros fue abandonada en la Edad Media porque era demasiado difícil de defender ante los ataques piratas. Sus piedras se reutilizaron para construir Oristano. Se encuentra a poca distancia, y puesto que los sitios que ver en Oristano no son muchos, puedes aprovechar para detenerte allí. 

Tharros, en la península de Sinis con vistas al mar y paisaje salvaje típico de Cerdeña

Cala Mariolu: aguas turquesas y arena blanca

En la costa este de la isla, entre acantilados y cuevas marinas, se esconde Cala Mariolu. Es una de esas playas que cuando la ves en fotos, asegurarías que está retocada o tiene filtros. Por suerte, no es así, sino que su belleza es tal como se muestra. El azul intenso del agua contrasta con la orilla de piedrecitas blancas y rosadas, suaves como arena. 

El nombre viene de una vieja historia. Parece ser que los pescadores culparon a una foca monje de robarles el pescado de las redes. La llamaron mariolu en su dialecto, que viene a significar “ladrona”. 

Solo se puede acceder en barco o tras una caminata exigente desde el altiplano del Golgo, así que no suele estar abarrotada. Se puede hacer snorkel porque el agua es lo suficientemente transparente, y aunque no hay servicios, encontrarás sombra natural bajo las rocas. Si vas a ir, ten en cuenta que el sol está desde media mañana hasta la tarde. Pero si es temporada alta, tendrás que madrugar o reservar la excursión en barco desde Cala Gonone o Santa Maria Navarrese con antelación. 

WeRoad viaje organizado en Cerdeña

Planifica tu aventura sarda: experiencias inolvidables te esperan

Cerdeña es una isla que lo tiene todo: calas escondidas y playas preciosas, pueblos medievales con historia y paisajes no se parecen a nada que hayas visto. A la hora de viajar, tienes varias opciones. Puedes recorrer sus rincones a tu aire o apuntarte a una aventura organizada que te permita exprimir la isla sin preocuparte por la planificación de cada día. 

Si quieres conocer las zonas más importantes de la isla con otras personas que buscan aventura, pero manteniendo tu intimidad, explora el norte de Cerdeña con un viaje organizado. Y si tu agenda está apretada y no tienes tiempo para mucho, entonces descubre Cagliari y sus playas en un tour exprés y llévate una dosis intensa de mar, cultura y buen rollo. ¿Ya sabes tus fechas?

Team WeRoad
Scritto da Team WeRoad

¿Te mola viajar? Rellena nuestra encuesta y como recompensa, ¡te llevas un regalo!

X