Ya fue hace bastantes años, incluso décadas. Entonces, los destinos ideales de viaje se definían por su exotismo, su inaccesibilidad o su historia. Se iban precisando a través de películas, de libros, de relatos de viajeros de rostro desconocido. Ciudades y paisajes tan atractivos por su hermosura como por su aura trazaban una constelación de deseos esparcida por la geografía terrestre. Y cuando por fin lograbas llegar a aquellos sitios, seguro de que estabas consumando el hito de toda una vida, veías discurrir ante tus ojos, como un espejismo, toda esa épica asociada a aquella isla, a aquella ciudad, a aquel desierto. Tus vacaciones y su historia se empezaban a fundir y, entonces, tú mismo te convertías en parte de la fábula. Había costado llegar: unos billetes caros, un largo trayecto, transbordos, incomprensión lingüística…, pero la experiencia se sumaba a uno de los capítulos clave del libro de tu vida. 

Puede que, si ese lugar es muy remoto, esta sensación todavía se haya producido hace poco tiempo. Pero, así como algunos de los puntos más emblemáticos de la Tierra fueron capaces de colmar unas ilusiones desmedidas, en los últimos años ocurre justo lo contrario con los destinos más populares: pierden su unicidad según aumentan las posibilidades de visitarlo. Es decir, sucumben a su fama. 

Así que vamos a asumirlo: aunque nos neguemos a descansar de nuestros viajes, la verdad es que hay lugares que sí se merecen un respiro. Por eso, superado ya el invierno, nos propusimos empezar a pensar en unos destinos distintos para 2024, como un año en que volver a descubrir lo más auténtico. En el fondo, todos nos merecemos escapar de lo evidente. Para viajeros más experimentados, conviene ver un poco más allá. 

De Rodas o Baleares a Sicilia y Cerdeña

La idea se dibujaba, como decíamos, hace alrededor de una década en una isla griega. En concreto, Rodas, que ya era uno de los lugares más emblemáticos del Mediterráneo. La mezcla perfecta de naturaleza, clima e Historia, escenario de mitos y leyendas… ya sabéis, lo que se conoce como un lugar de ensueño. Llegas allí un poco maltrecho por el transbordo en Atenas, hace calor y se hace de noche, ruido, todo ocurre en la calle, atascos… Es solo el último esfuerzo, pero siente que el paraíso soñado hubiera descendido al mundo. Pronto te escapas en una moto hacia una aldea y respiras esa noche cálida y amable… y a la mañana siguiente, la marabunta vuelve. 

Son escenas cada vez más frecuentes en las islas mediterráneas. Que se lo digan a los baleares y a aquellas calas que atardecían con la mejor música electrónica de Europa, ahora distorsionada por carísimas fiestas comerciales. Todas conservan su belleza, pero no tanto su carácter. 

Para encontrar carácter, 2024 guarda destinos frescos, en donde además de ciudades bulliciosas nos esperan sus cálidos paisajes mediterráneos, llenos de historia, pero con un espíritu indomable: Cerdeña y Sicilia, esos dos apéndices de Italia que muestran el lado más carismático del sur del país y que no abandonan el recuerdo de quienes las visitan.

Una casa con vistas al mar azul entre los acantilados
Castellammare del Golfo, Sicilia

De Barcelona o Venecia a Estambul

Seguimos en el Mediterráneo, donde también el turismo urbano se empieza a ver sobrepasado. Ciudades compactas, como Barcelona o Venecia, vienen experimentando a lo largo de los últimos años problemas por la alta afluencia de turistas, acentuado por las cortas estadías de cruceros que llenan los centros históricos de visitantes que apenas dejan retorno. Ya han empezado a incorporar tasas y ahora tratan de recuperar la vida local, pues los residentes originales hace ya tiempo que se mudaron a otros lugares.

Merece la pena dejar que joyas de este estilo se regeneren y buscar en 2024 destinos alternativos como la incombustible Estambul. Al contrario que las anteriores, tanto por su dimensión como por su carácter, esta ciudad donde confluyen Asia y Europa parece tener la necesidad de más gente, de más dinamismo, de más ruido. Estambul es un hervidero de sensaciones, de ideas, una ciudad que, a orillas del mar de Mármara, coquetea con el Mediterráneo y el mar Negro, con Oriente y Occidente. Ciudad portuaria también, pero tanto para cansarse como para descansar: ofrece tanta energía como exige. Si se la das, te recompensará con las mayores curiosidades, fiestas, contrastes… 

La Mezquita Azul de Estambul al atardecer
Estambul

Y si quieres saber más sobre Estambul, puedes encontrar nuestro artículo específico aquí.

De Étretat a Cabo de Gata

No solo los lugares de tan amplia tradición turística empiezan a exigir un respiro. Las facilidades en las comunicaciones y los transportes popularizan cada vez más otro tipo de parajes que, hasta hace unos años, se habían reservado al clásico alemán que los descubre con su autocaravana. El espectacular paisaje de Étretat, en Normandía, empieza a restringir el acceso a turistas. Algo similar ocurre en el Parque Nacional Calanques, de Marsella, que este año introdujo un sistema de reservas, como el que ya hace años funciona en las islas Cíes, en Galicia

Podemos cambiar el rumbo y el estilo para encontrar en uno de los extremos sur de la Europa mediterránea otro icónico paisaje, que también exige un turismo responsable: de los ariscos acantilados normandos y de las gaviotas gallegas, nos dirigimos hacia Cabo de Gata, ese punto en que el desierto se fusiona con el mar, que acoge las siluetas de los elegantes flamencos rosas y las garzas. Uno de esos emplazamientos que fácilmente se podrían imaginar en otro planeta, pero que tenemos la suerte de encontrar al sur de España.

Edificio blanco en la playa de arena de Cabo De Gata
Cabo de Gata

Del desierto de Chihuahua a El Capitán

Tras la pandemia, también acusó la masificación el lago Tahoe, al norte de California. La posibilidad de teletrabajar llevó hasta allí a muchos nuevos habitantes, que colapsaron sus modestas infraestructuras, llegando incluso a amenazar la calidad que caracteriza sus aguas. Un lugar para el recuerdo, sí, pero ni mucho menos el único de California. Una vez en el sureste estadounidense, son tantas las atracciones, que se puede dejar de lado una joya como esta para concentrarse en muchas otras, como los mayores parques naturales del mundo: Yosemite, con El Capitán dominando el paisaje, o el Parque Nacional Sequoia. Todo, en un recorrido por carretera entre las ciudades de San Francisco y Los Angeles, que son por sí mismas una fuerza sobrenatural. 

No muy lejos de allí, hacia el sur y el interior, se encuentra el desierto de Chihuahua, que es el mayor de Norteamérica y cuyo majestuoso paisaje va pereciendo ante el aumento de la población y la ganadería, que ignoran la importancia natural del lugar. En su lugar, siempre siguiendo las líneas de las icónicas carreteras americanas, el visitante puede recibir sensaciones muy parecidas recorriendo el mítico Lejano Oeste, desde el Bryce Canyon o el Monument Valley, hasta el Grand Canyon y la excéntrica ciudad de Las Vegas. Sin duda, uno de los destinos de 2024.

Las rocas rojas erosionadas por el tiempo crean un paisaje único en el Bryce Canyon
Bryce Canyon

Del Amazonas a Costa Rica

Seguimos en América, pero ahora nuestro ejercicio de contrastes nos acerca más al Ecuador. Si bien es cierto que el Amazonas es el referente mundial de una naturaleza salvaje y variada, no es menos cierto que es extremadamente complicado visitarlo…. Y suelen necesitarse medios de transporte privados, que no le hacen ningún favor. 

Su influjo, ese encanto salvaje y de imponente dimensión, se extiende por muchos kilómetros a la redonda, pero no es sencillo dar con la alternativa perfecta. O quizá sí: lo entendemos al llegar a Costa Rica gracias a sus variadísimos paisajes, su orografía caprichosa, bosques tropicales y haciendo siempre de puente entre el Atlántico y el Pacífico. Concentra cascadas, manglares y los sonidos impenetrables de la naturaleza más abrupta. 

san josé, palmera en primer plano, ciudad y montañas al fondo
Provincia de San José, Costa Rica

De Angkor Wat a Vietnam

No, no hay nada similar a Angkor Wat. Es embriagante, hipnótico. Para ti y para miles de personas cada día. Lo más probable es que si has leído hasta aquí, también hayas estado allí, con lo que serás consciente de su encanto, pero también el de todo el sudeste asiático en su conjunto. Angkor Wat es quizá la bandera de la región, pero un poco más hacia el este, Vietnam se extiende de cara al mar de la China meridional como un gato que ronronea para dejarse acariciar. Entre todos los destinos que proponemos para 2024, quizá sea el más renovador. Un país de luces, dunas, islas, montañas, excelente comida y desquiciantes (en el mejor sentido) ciudades. Quien se haya prendado de Angkor Wat verá en Vietnam una continuación lógica para conocer esta región. Quien todavía no lo conozca el corazón camboyano, sin embargo, podrá iniciar este acercamiento desde los increíbles cultivos de Sapa hasta la desembocadura del Mekong.  

montaña verde con templo encima y vista aerea de paesaje verde en las mua caves en Vietnam
Las Mua Caves, Vietnam

¿Quieres saber más sobre Vietnam? Puede encontrar nuestro artículo-guía aquí.

Del dónde al quién

En definitiva, son muchos los destinos que merecen un descanso en 2024, pero son muchos más los que están esperando, dispuestos a asombrarnos. Hay millones de maneras distintas de lanzarse a nuevas aventuras, pero tanto a 10.000 como a 50 kilómetros de casa, no hay mejor manera que hacerlo acompañado. Una sonrisa puede dejar mucha más huella que cualquier paisaje y una conversación, mucho mejor recuerdo que cualquier capítulo de la historia. Viajando descubrimos nuevos lugares, nos descubrimos a nosotros mismos, pero, sobre todo, descubrimos a los demás. Por eso, piensa adónde ir, pero piénsate mejor con quién.